La matalasseria J. Jofre, situada en la plaza del Ayuntamiento, celebra su 150è aniversario. La tienda es originaría de Barcelona y estaba ubicada en la plaza del Pino hasta que, por razones que se desconocen, el negocio se trasladó a Mataró. El establecimiento tiene un origen muy lejano puesto que, según documentación consultada, fecha del año 1835 a pesar de que podría ser más antigua. En aquella época, los oficios tenían mucho valor y Can Jofre era bastante influyente en la ciudad. Es uno de los comercios más antiguos de la ciudad y los primeros matalassers de Mataró que enseñaron el oficio a todos los que aparecieron después.
El negocio ha ido pasando de padres a hijos hasta la actualidad. Ahora está en manso de la quinta generación, con Josep Jofre al frente, quien asegura "que quizás no he sido un matalasser romántico como lo fue mi padre, sino que seguí la tradición familiar. Quizás él lo valoraría de una otro manera. Aún así hace una cierta il•lusió".
El oficio de matalasser consistía, en sus orígenes, a rellenar colchones con lana. Concretamente, se iba por las casas y se ponía una tela o una manta vieja a la azotea, para no ensuciar, y se hacía el colchón. El relleno se llevaba a cabo con dos bastones, uno de largo y uno de corto, con los cuales se echaba la lana arriba. Era un oficio puramente artesanal. Josep Jofre explica "que hacer un colchón requería mucho trabajo y se pagaba muy poco". En cuanto a las teles, se lavaban a mano hasta que aparecieron las primeras lavadoras. Jofre explica "que los colchones se tenían que cambiar cada dos años pero la mayoría de gente no lo hacía y era muy desagradable en algunas ocasiones el estado de algunos colchones". En sus inicios, el colchón de lana lo tenía sólo la gente adinerada mientras que el resto dormía con borra que era como una fibra textil considerada rechazo. En cuanto a la calidad, la mejor lana es la proveniente del Pirineu de Navarra.
Jofré también recuerda que los matalassers tenían una visión romántica de su oficio "y fueron muy reacis a aceptar las innovaciones del mercado". Así se favoreció el surgimiento de empresas como Sema, Picolín o Flex, que supieron promover estas innovaciones para el descanso y ganaron el terreno a los matalassers originales.
Hoy en día, en cambio, el mundo de la matalasseria ha avanzado mucho. Actualmente predominan, por ejemplo, el colchón de moldes o el de látex. Este último se ha quedado un poco en desuso y esta formado por látex (caucho y agua) que se oxida y que pierde eficacia con el tiempo que hace que tengan una vida límite de ocho años. En cuanto al colchón de moldes, Josep Jofre explica "que es el que más buen rendimiento da porque la miga es individualizada y recibe muy bien los movimientos del cuerpo". Este tipo de colchón, explica Jofre, fue creado por un judío norte americano que se decía Simons que trabajaba en una fábrica metal•lúrgica y que ideó este tipo de colchón con moldes. Pero este tipo no es el típico, sino que el colchón de moldes normal o de motlla bicòcina, que se ha comercializado más a pesar de que no es tanto eficaz para el descanso.

Josep Jofre con su mujer en la tienda
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