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V. B.

Joan Safont recoge 50 casos d’emprendidas familiares d’éxito en Cataluña

El libro ‘Capitanes del comercio' recoge las historias de los creadores de Cacaolat, Tous, Múnich, Iranzo, Gaes o Quadis, entre muchos otros

La empresa familiar es la gran dominadora de la economía catalana. Un 85,6% de las firmas catalanas, entre ellas algunas de las más emblemáticas, siguen este patrón, según datos del instituto de empresa Familiar, y dan trabajo a 1,24 millones de catalanes.  El periodista y escritor Joan Safont (Mataró, 1984) recoge 50 de los casos más representativos de estas empresas al libro 'Capitanes del comercio' (Mobil Books). El retrato de una serie de emprendedores de varias épocas, desde finales del siglo XIX hasta la década de los 60 del siglo XX, que sirve para crear "un friso de la historia económica catalana desde la revolución industrial hasta nuestros días", en palabras del autor.

Quién son los protagonistas? Desde el creador de Cacaolat, Viader, hasta los de las zapatillas deportivas Munich, Francesc Berneda, pasando por la hosteler Enrique Tomás, el hotelero Jordi Clos, de Derby Hoteles, o el joyero Salvador Tous, y así hasta el medio centenar. Para aparecer al libro todos los casos cumplen con una serie de requisitos: que sean empresas familiares con un mínimo de dos generaciones, que tuvieran desde su origen un establecimiento pie de calle y que hoy se sigan dedicando al comercio. Todos los protagonistas, a pesar de provenir de sectores, épocas y orígenes muy diferentes, presentan bastante sacados en comunes. "La mayoría tienen perfiles muy humildes, procedentes del interior del país o de la inmigración, llegados a Barcelona con una pequeña herencia o simplemente con las manos a los bolsillos, y con un empujón y tenacidad que los trajo a construir grandes negocios", resume Safont.

De generación en generación
La primera generación de protagonistas se sitúa a los entornos de la Barcelona de 1888, cuando acogió la primera Exposición Universal que le permitió acceder a la liga de las grandes capitales europeas. Llegan a la ciudad los hijos que marchan de la casa solariega, que ya no tienen lugar al cortijo, y que se empleen allá donde pueden, habitualmente como dependientes de tiendas o "saltataulells". A ellapertenecen nombres como los Cottet, procedentes de Francia y creadores de las ópticas Cottet, o los Viader. La segunda se sitúa a los años 20 del siglo pasado, una generación con nuevas ideas de comercio, nuevos modelos comerciales, innovadores como el peluquero Pascual Iranzo, creador de toda una red de centros que revolucionó el asesoramiento en estética y peluquería.

La tercera viaja unos 20 años más tarde, en la época más dura y gris del país, durante la primera posguerra marcada por la autarquía y la carencia de recursos, donde los emprendedores "de las piedrashacen panes", como dice el autor. Por ejemplo Joan Soler, que se dedica a remienda coches viejos y destartalados y que acaba creando una de las principales empresas de cbncessionaris del país, o Juan Gassó, el creador de Gaes, que importa a hurtadillas los primeros audífons desde Londres con un punto de ingenio y picaresca que también marca muchos de los casos retratados al libro. La última generación protagonista es la de los años 50 y 60, los "capitanes" provenientes de la inmigración del sur, como por ejemplo Enrique Tomás, íntimamente ligado al jamón, o los fundadores de Dormity, que empiezan vendiendo colchones a los mercados.

"Pienso que cada familia nos explica a su manera la historia de un país, así que sitienes 50 puedes hacerte una idea bastante aproximada de la misma", explica Safont. Todos estos casos de empresas familiares de larga y exitosa trayectoria también permiten hacer un retrato socioeconómico de la Cataluña actual, a pesar de que parcial. "No es muy bien definitorio, puesto que hoy es Amancio Ortega quién tiene la mayoría de tiendas del país, y las multinacionales lo dominan todo y uniformizan las ciudades de todas partes", recuerda el periodista mataroní. Sí que son firmas, pero, que ayudan a "dotar de un disparo distintivo y de un carácter propio a la economía catalana", afirma Safont.

Una distinción que llega en gran parte por los disparos comunes que hay detrás de cada una de sus historias. Desde el propio Iranzo, que se define como "un xava de barrio que casi no había ni ido a la escuela" y que se convirtió en un revolucionario de la estética masculina; hasta la familia Viader, que empezó empezar haciendo de ayudante una lechería en Barcelona, pasando por Jordi Clos, que es capaz de superar una niñez marcada por la pobreza y la enfermedad para acabar creando uno de los grandes imperios hoteleros catalanes; o los Blasi, bomboners de referencia, que empezaron a trabajar en este sector porque pidieron trabajo a una granja quehabía justo donde paró la tartana que los trajo por primera vez en Barcelona. O el grupo Julià, que nació en llena Segunda República de la mano de unos forofos al deporte para ocuparse de las necesidades de transporte de equipos deportivos y entidades religiosas y culturales.

Visionarios
"De establecimientos como estos 'colmados', zapaterías o peluquerías había muchos, pero siempre hay unos escogidos, unos visionarios, que los saben traer mucho más allá; de lecheríasencontrabas en todas partes, pero sólo en unacrearon el Cacaolat", explica Safont, que en el libro demuestra como esta tendencia se da generación detrás generación. "Esto pasa a lo largo de la historia de Cataluña, el espíritu emprendedor en el mejor sentido de la palabra se va repitiendo". Por lo tanto, en la generación actual todo apunta que volverá a pasar. "Y es probable que sea de la mano de un chino o un pakistaní a quien hoy vemos detrás el azulejo de una tienda atiborrada de cosas y que está siempre abierta", apunta el mataroní.

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