El historiador y Premio de Honor de las Letras Catalanas, Josep Termas, defendió ayer el origen popular del catalanismo en una conferencia celebrada a la sala de sesiones del Ayuntamiento, acto inaugural de la fiesta de la Fiesta Nacional de Cataluña. El profesor de la Universitat Pompeu Fabra desmintió varias teorías que contextualizan el nacimiento del catalanismo en el alta burguesía, según una visión marxista de la historia, o como consecuencia de la debilidad del Estado español. El catalanismo sale del pueblo, tanto el pequeño empresario como el obrero de fábricahan dicho la suya, aseguró Termas, puesto que según él, el espíritu nacional catalán es un río que genera diferentes corrientes pero todas ellas nacen de un origen común.
El profesor de la UPF, que se jubila dentro de unas semanas, destacó especialmente dos movimientos populistas muy importantes en la creación del catalanismo: el republicanismo federal, de cariz más progresista, y los carlismo, movimiento tradicionalista que defendía los derechos históricos, existentes en el imaginario colectivo y que los catalanes, a diferencia de los vascos, no hemos sabido defender, opinó Termas. De estos dos movimientos, en el último tercio del siglo XIX, nace un espíritu nacional con doble vertiente: un conservador y de iglesia, representado por el obispo Josep Torres y Bages, y otro de más progresista, representado por Valentí Almirante.
Termas, en una conferencia especialmente académica, también marcó tres etapas claves en el origen de la historia del catalanismo. Una primera etapa nostálgica, centrada en la renaixença, en la cual se reaviva la lengua catalana. Una segunda etapa, entre 1868 y 1890, en qué es descubre la enrederiment de España respeto Cataluña, un país moderno y pleno de fábricas. Y, finalmente, una tercera fase, a partir de 1901 en que se funda la Liga Regionalista y el catalanismo inicia un camino en la política y de forma intervencionista.
Estas tres épocas iniciales del catalanismo, pero, según el premio de las Letras Catalanas no se pueden analizar sin tener en cuenta tres elementos de larga duración y consistencia cómo son la identidad y la lengua, la revolución industrial y la organización del país a partir de un sistema de red. El poder de Barcelona irradía hacia el resto de localidades porque Cataluña es un equilibrio entre una cabeza y unas extremidades, especificó Termas sobre este último elemento.
Comentarios