El próximo 3 de julio se celebrará en Mataró un juicio clave para el futuro de Can Fugarolas, un espacio autogestionado y cultural que es un referente en la ciudad desde hace más de diez años. La Sociedad de Gestión de Activos para la Reestructuración Bancaria (SAREB), conocida como el "banco malo", ha demandado al colectivo que ocupa la antigua nave industrial del calle Toló, reclamando la posesión del inmueble. La causa judicial pone en peligro la continuidad de un proyecto que, a pesar de las dificultades económicas y la amenaza constante de desahucio, ha sido un espacio de gran actividad vinculada a la vida cultural y comunitaria de Mataró.
El sueño que empezó hace más de diez años
A pesar de la precariedad, el proyecto ha conseguido ser un referente cultural y comunitario
Can Fugarolas nació en 2013 como un espacio autogestionado por una comunidad de personas que transformaron una nave abandonada de 4.500 m² en un taller de reparaciones sociales, culturales y sostenibles. El proyecto, que surgió de la necesidad de generar un espacio de encuentro y actividad para los vecinos de la ciudad, comenzó con pocos recursos y mucha voluntad. Con el paso de los años, Can Fugarolas ha llegado a ser un punto de referencia para una gran diversidad de colectivos e iniciativas, como el circo, el esplai, el coworking, el arte, el huerto urbano o la autoreparación de bicicletas.
Hoy, la nave acoge una cincuentena de entidades, empresas y colectivos que desarrollan actividades culturales, educativas y laborales. Iniciativas como Cronopis – Espacio de Circo, Som Mobilitat, el Espacio Bienestar, el Taller de Madera y Hierro, así como una biblioteca abierta y talleres comunitarios, son solo algunos de los proyectos que dan vida a este espacio. Además, unas 100 personas necesitan diariamente la nave para desarrollar sus actividades laborales y creativas.

Cronopis en Can Fugarolas
El conflicto con la SAREB
El conflicto con la SAREB se remonta a hace unos años, cuando esta entidad financiera tomó posesión de la nave tras la quiebra de su anterior propiedad. Desde entonces, los colectivos de Can Fugarolas han luchado para evitar su expulsión, ya que la SAREB ha mostrado la intención de vender el inmueble de manera especulativa. "A nadie se le escapa que la última intención de la SAREB es echarnos para vender la propiedad al precio más alto posible", señalan. En enero de 2024 ya hubo un intento de desahucio.
El colectivo no puede asumir el coste de comprar la nave para continuar el proyecto
Desde Can Fugarolas explican que los diferentes colectivos que la integran han analizado distintos escenarios para la compra de la nave con el fin de dar continuidad al proyecto, con estudios urbanísticos, reuniones con técnicos del Ayuntamiento y propuestas arquitectónicas para la rehabilitación de la nave. También se ha contactado con cooperativas de vivienda en cesión de uso y cooperativas de servicios financieros, para plantear un proyecto que combine la actividad colectiva del equipamiento y a la vez se ceda espacio para vivienda social no especulativa. "Se estima que el coste aproximado de esta operación será de unos 5 millones de euros: unos 2 millones para "recomprar" la propiedad a la SAREB y 3 millones para rehabilitar la nave y para construir 15 viviendas sociales", destacan desde Can Fugarolas, unas cifras que el proyecto, reconocen, no puede asumir.

Manifestación de apoyo a Can Fugarolas. Foto: R.Gallofré
Defienden la validez del contrato de masovería urbana firmado en 2016
En un intento de encontrar una solución, el colectivo presentó una oferta de compra por 1.050.000 euros, pero la SAREB rechazó esta propuesta y ha decidido llevarlos a juicio para recuperar la propiedad. El juicio del 3 de julio tendrá una gran relevancia para la existencia del proyecto. La SAREB busca la posesión de la nave, aunque Can Fugarolas defiende la validez legal del contrato de masovería urbana firmado en 2016, que les da derecho a ocupar el espacio. Además, desde el colectivo argumentan que, durante los más de diez años de ocupación, han realizado mejoras sustanciales en el edificio, como la rehabilitación de la fachada y la instalación de placas fotovoltaicas, que han permitido poner en marcha una gran variedad de actividades sociales y económicas.
Peticiones al Ayuntamiento y a la ciudadanía
Ante esta situación crítica, Can Fugarolas hace un llamado al Ayuntamiento de Mataró, a la Generalitat y al Estado para que intercedan para proteger el espacio. En su comunicado, el colectivo pide que las administraciones utilicen todas las herramientas disponibles para evitar la venta especulativa de la nave y busquen soluciones conjuntas con Can Fugarolas para mantener el espacio como centro cultural y social para el barrio y la ciudad. Además, reclaman más tiempo para seguir trabajando en alianzas con cooperativas de vivienda en cesión de uso, con el objetivo de llevar a cabo una compra colectiva y rehabilitar la nave para convertirla en un espacio mixto, que incluya tanto actividades comunitarias como vivienda social.

Can Fugarolas. Foto: R.Gallofré
"El Ayuntamiento de Mataró ha hecho gestiones, pero creemos que hace falta una apuesta más valiente para proteger un espacio que es fundamental para la vida de muchos mataronenses. Esto no es solo un tema de un espacio cultural, es una cuestión de apoyo a la comunidad", aseguran desde Can Fugarolas.
Finalmente, el colectivo hace un llamado a la ciudadanía de Mataró para que se implique en la defensa del espacio. "Can Fugarolas es un espacio abierto a todos. Si eres parte de un colectivo, entidad, asociación, o simplemente quieres participar en este proyecto autogestionado, te invitamos a unirte a nosotros. Necesitamos el apoyo de la ciudadanía para seguir adelante", afirman.
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