L’callejón sin salida de Joan Coromines

Las familias de Joan Coromines se cerraron durante 24 horas en la escuela para protestar contra el anuncio de Servicios Territoriales de Enseñanza del cierre de una de las dos líneas de P3 de la escuela de cara al curso próximo. Madres y padres se oponen a esta medida, y teóricamente cuentan también con el apoyo del Ayuntamiento, que no tenía previsto clausurar ninguna línea de infantil y primaria a la ciudad a partir de septiembre. Pero el departamento de Enseñanza de la Generalitat, inmerso en una política de recortes y reajustes presupuestarios que está comportando el cierre de líneas y de escuelas, es quienes tendrá la última palabra. La situación de Joan Coromines no es nada fácil. Se trata de una escuela joven, con un recorrido de tan sólo seis años, distribuida actualmente en dos suyos a la espera que la Generalitat construya el edificio definitivo al solar del Eje Herrera. Un edificio que difícilmente se hará a corto plazo, puesto que la situación presupuestaria de la Generalitat es muy precaria, el departamento de Enseñanza ya ha hecho un esfuerzo con Marta Mata y queda pendiente el nuevo edificio del Angeleta Ferrer. Si Coromines pierde una línea, la construcción de la nueva suyo parece directamente imposible. Las familias y la comunidad educativa tienen razones para temer que la pérdida de uno de los dos P3 suponga, a la larga, la desaparición de la escuela, o bien la fusión con alguno otro centro de una sola línea a la ciudad, cosa que supondría a la práctica la disolución de su proyecto pedagógico innovador. El modelo de Joan Coromines se basa en las comunidades de aprendizaje, un sistema promover desde Enseñanza que potencia la participación de las familias y de los agentes vinculados a la escuela para generar un en torno a aprendizaje más favorecedor para los niños. Tal y cómo lamentan madres y padres, es una paradoja que la Generalitat ahora quiera cerrar una línea de una escuela que sigue un modelo que la misma administración pública quiere potenciar.