"La cooperativa no es tan sólo una forma jurídica de empresa: es una manera de pensar y de encarar la vida". Son palabras de Patrick Duguay, presidente de Le Chantier, la entidad que aglutina el movimiento de la economía social en el Quebec, un referente mundial en este ámbito. Con esta frase, Duguay sintetiza la base ética y la voluntad transformadora que siempre ha tenido el cooperativismo, una fórmula que disfruta actualmente de plena vigencia. Duguay lo ha pronunciado durante uno de los actos la Semana Cooperativa, una actividad promover por la Fundación Unión de Cooperadores y el IMPEM, con dos objetivos principales. Por un lado, inaugurar el Café de Mar como sede de la Fundación y como referente del cooperativismo mataroní. Por la otra, sumarse a la celebración del Año Internacional del Cooperativismo y demostrar que las empresas de economía social son un modelo muy válido de presente y de futuro.
La Fundación Unión de Cooperadores está integrada por el Ayuntamiento y la Unión de Cooperadores, y tiene un doble objetivo: devolver al cooperativismo mataroní todo el patrimonio expoliado, y a la vez ser una herramienta de futuro, trabajando junto a las cooperativas y entidades de economía social de la ciudad. El primero de los objetivos ha dado un paso muy importante con la recuperación del Café de Mar, que se tiene que convertir en el epicentro del cooperativismo a la capital del Maresme. El edificio es un símbolo de este movimiento, puesto que fue la cafetería y lugar de encuentro de la cooperativa de pescadores La Marítima. Después de ser rehabilitado y haber acogido los Servicios Territoriales de Educación, el Café de Mar se convierte en la sede de la Fundación Unión de Cooperadores. Además de acoger las oficinas de la entidad, el inmueble contará como principal servicio con una incubadora de cooperativas, con espacios de coworking y el asesoramiento necesario para salir adelante el proyecto empresarial. A la planta baja, seinstalará un café, en recuerdo del pasado del edificio –el concurso de adjudicación se realizará en diciembre, y se priorizarán las opciones basadas en la economía social- y una sala de actas polivalente.
El Café de Mar tiene que ser el referente para todas aquellas empresas cooperativas de la ciudad, o bien para todo el mundo que tenga un proyecto emprendedor y escoja esta forma jurídica para salirlo adelante. El cooperativismo no tiene tan sólo un pasado glorioso –en la capital del Maresme se fundó una de las primeros cooperativas de España, la Obrera Mataronense, en 1864- sino que también es un modelo vigente y una herramienta de futuro en tiempo de economía convulsa. Según datos del Ayuntamiento, la economía cooperativa en Mataró cuenta con más de 200 empresas que generan unos 1.400 puestos de trabajo a la ciudad, y una facturación del cercando de 10 millones de euros. El 11% de los empresarios locales tienen vinculación con la economía cooperativa. En el ámbito catalán, se calcula que hay más de un millón de socios y socias cooperativistas.
El consistorio mataroní ha querido hacer suya esta apuesta por la economía social. Lo demuestra tal la propia existencia de la Fundación Unión de Cooperadores, o el hecho que "la responsabilidad social y el cooperativismo estén en los ejes básicos del IMPEM y del TecnoCampus". Lo dice el presidente del IMPEM, Miquel Rey. El servicio municipal de empresa y de ocupación, que a partir de ahora se centralizará al Café de Mar, cuenta con una línea de actuación que prioriza la economía social. "En el momento que estamos viviendo, vemos en este modelo una oportunidad", defiende Rey. El regidor considera que el cooperativismo es "un modelo vigente", el paradigma del cual ha cambiado fuerza en los últimos años. "Hemos avanzado de un modelo predominante de cooperativa obrera e industrial hacia una cooperativa basada en el conocimiento", asegura. El retrato tipo que ofrece Rey es "una pandilla de emprendedores de perfil universitario que quieren empezar una empresa, sintiéndose iguales en la capacidad y valor que aportan al proyecto".
Alternativa para colectivos jóvenes
El director de la Fundación Unión de Cooperadores, Àngel Puig, también destaca que la economía social "está demostrando que es una alternativa muy válida para muchos colectivos de jóvenes que se unen para crear un proyecto empresarial o social". Según él, la crisis económica "potencia nuevas formas de trabajo, de producción y de compartir". Precisamente la manera como se comparte y se solidariza la responsabilidad hacia el proyecto es uno de los grandes atractivos del cooperativismo. "Con este sistema el trabajador se implica mucho más y entra en un nuevo ámbito de aceptación de responsabilidades, en contra de la apatía que se genera habitualmente en el mundo del trabajo donde simplemente ejecutas órdenes", explica Puig. La adopción de estas responsabilidades también implican que la formación sea un elemento clave en el ámbito de la economía social. Una necesidad de reciclaje permanente, puesto que el trabajador no se limita a cumplir con el trabajo encargado, sino que tiene que estar atento a la evolución del sector en el cual trabaja. "La formación es imprescindible porque las cooperativas mantengan a lo largo del tiempo la vitalidad necesaria", defiende Puig.

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