Bartra, con uno de sus dibujos
Bartra, con uno de sus dibujos

V. B.

L’espacio Renacuajo expone los dibujos críticos de Joaquim Bartra

La muestra, que se inaugura este jueves, es la segunda que protagoniza el dibujante mataroní en el Espacio

El mataroní Joaquim Bartra expuso su obra en público por primera vez en 2005. El Espacio Renacuajo acogió entonces su debut, bastante sorpresivo al tratarse de un artista que entonces tenía 77 años. El 3 de marzo de aquel año, por la inauguración, la sala se llenó a tope de amigos, familiares y colegas (abogados, como él) agradablemente sorprendidos por aquella faceta "escondida" de Bartra, que hasta entonces había cultivado casi siempre en privado. "Yo era un artista de encargos muy concretos. Por mí dibujar era un divertiment, y me hacía ilusión que de vez en cuando me pidieran algún dibujo", rememora. La exposición fue un éxito, los cuadros encontraron bastantes compradores y desde entonces varias salas maresmenques han pedido a Bartra queexpusiera. Con estos precedentes, el dibujante vuelve al Espacio Renacuajo para protagonizar la muestra del mes de diciembre.

"Aunque no quieras, todo arte trae ligado un mensaje. En mi caso, es descarado", apunta el dibujante. Bartra plasma en sus dibujos una crítica que le sale "de dentro" y que no esconde cierta "mala leche". "Zoco crítico porque no me gusta la forma como se está volviendo la sociedad en el campo del pensamiento, de las ideas y del arte", afirma. Los dardos de punta venenosa apuntan a dos frentes: el comportamiento de la demasiada y la importancia que se da a la apariencia. Cómo asegura Bartra, "la gente se deja influir mucho y suele inclinarse por las cosas simples y barroeres". El hecho que, a menudo, "se valore más el marco que lo qué hay en su interior" también le genera rechazo. "Es como aquellos que van a la ópera y se preocupan más de figurar y adornarse que de apreciar la belleza de la música". 

La crítica y el sarcasmo inteligente de Bartra toman forma en dibujos de medida pequeña que recrean multitudes, decenas de figuras apiñadas, creadas con líneas sencillas pero a la vez detallistas. Todos los cuadros van acompañados por un título que le otorgan un punto más de ironía. Como Sábado por la tarde, un cuadro que muestra como los ciudadanos "aprovechan para salir a estirar las piernas" y se encuentran en plena avenida apretats como sardinas en una lata. En segundo plano, un parque bucólico, pintado de verde (la única nota de color de la obra) y desierto.

Bartra reconèix en su obra dos influencias claras: la primera, el dibujo de masas creado por artistas como Opisso y otros dibujantes del siglo XX; la segunda, el expresionismo alemán, con pintores como George Gosz, que se deja notar en los apuntes claustrofóbicos y alienants de algunas creaciones del mataroní.

Jueves, día 29 · A 2/4 de 8 del anochecer al Espacio Renacuajo (C/ Santo Benet, 16-18)

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