Un tramo de la N-II actual.
Un tramo de la N-II actual.

A. de la Fuente

L’Estado estudia reconvertir la N-II en una autovía paralela a la C-32

El estudio informativo elaborado por Fomentapunta este corredor como la mejor alternativa a la nacional

El estudio informativo de mejora de la N-II, elaborado por el Ministerio de Fomento, ya es a manso de los ayuntamientos del Maresme. Este documento ha sido redactado con el objetivo de seleccionar el trazado más conveniente para la construcción de una alternativa al actual nacional a su paso por la comarca y ha llegado a los municipios a través del Ministerio de Medio ambiente, que quiere saber la opinión de los ayuntamientos antes de elaborar el informe medioambiental sobre la propuesta. Se trata de un primera fase del estudio informativo que analiza los aspectos medioambientales, físicos, culturales y territoriales de la comarca para determinar cuál es la mejor alternativa para mejorar esta carretera.

El estudio señala que la N-II «es una vía muy colapsada y peligrosa» y constata la imposibilidad de desdoblamiento de esta carretera en su trazado actual, puesto que se encuentra apretón de manos entre la vía férrea y los cascos urbanos, de forma que la única posibilidad de mejorarla es trasladarla a otro eje viario, más hacia el interior. El documento considera que el más adecuado es situar el nuevo trazado «el más cerca posible de la C-32», dado que el territorio está muy urbanizado y es muy difícil buscar otro corredor alejado de la autopista. Además considera que esta opción reducirá el impacto ambiental y el efecto de partición del territorio que comportaría la construcción de un nuevo trazado.

Autovía de dos calzadas
A pesar de que no concreta los detalles de esta nueva vía, Fomento apunta algunas de sus características: una autovía de dos calzadas, de siete metros de ancho, con arcenes exteriores de 2,50 metros, adyacentes al trazado de la autopista que permitirán circular a una velocidad de 80 km/h. El coste estimado es de 200 millones de euros.

Son 50 kilómetros de recorrido, desde el punto quilométrico 631,9 al enlace de la B-20 en Montgat, hasta el punto quilométrico 682, donde conectará con el futuro trazado Tordera-Fornells, pendiente de ejecución. Entre Montgat y Pineda se plantea un único corredor junto a la N-II, y desde este municipio, a los seis últimos kilómetros del recorrido, se proponen cuatro alternativas: continuar por la autopista, por una zona muy abrupta que haría necesaria la construcción de túneles, desviarse hacia la costa para enlazar con el actual trazado de la N-II por la carretera de Santo Genís de Palafolls o, más adelante, por la riera de en Jordà, o bien cruzar la N-II (por Santa Susanna) y la carretera de Blandas para ir a buscar las zonas más llanuras de la costa, muy cerca del litoral, y enlazar después con la actual N-II hasta Palafolls.

Pere Almera, presidente del Consejo Comarcal del Maresme y alcalde de Vilassar de Mar, ha reconocido que se trata «de un documento básico» y ha destacado que el tema todavía está en una fase «muy incipiente». Según Almera, este estudio el que pretende es analizar si en la comarca cabe una autovía y por donde tendría que pasar.

La propuesta de Fomento es muy parecido a la defendida por el anterior Gobierno de la Generalitat de construir calzadas laterales a lo largo de la autopista C-32. Esta opción no cuenta con el apoyo del conjunto de las fuerzas políticas de la comarca, que sí que se han puesto de acuerdo, en cambio, a pedir la gratuidad de la autopista para todos los usuarios que sean del Maresme.

Mira el dibujo del nuevo trazado

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