Prisionero, como soy, de mis carencias, es un placer leer en un libro las palabras y las frases que querría expresar, y no puedo, cuando la belleza me envuelve. Digo esto a raíz de la lectura de un capítulo del libro París- Nueva York- París. Viaje al mundo de las artes y de las imágenes del catedrático y ensayista francés Marc Fumaroli en que canta a la belleza de la capital de Francia y de mi incapacidad para describir la emoción que me provoca contemplar los edificios, las calles, los puentes, los jardines y las plazas de la ciudad de las luces, las bellas artes y la elegancia.
De ella, dice Fumaroli, que paseando por las calles de las islas puedes escuchar, todavía, las voces de los protagonistas de las novelas que han tenido Paris histórico como escenario de un teatro cómodo y acogedor tanto por los actores quetienen que vivir como por los espectadores que vamos a visitarlo: las fachadas del Louvre, la cúpula del Instituto de France, Pont Neuf, la Conciergerie, la Sainte-Chapelle y su aguja, Notre-Dame y sus torres, la Hôtel de Ville, la rue des Barras, la place des Vosgos y tantos otros espacios y edificios que adoro y de los que no querría separarme. Admirar, desde las torres de Notre-Dame, los tejados de Paris histórico, provoca en mí una emoción cercana al síndrome de Stendhal.
Si pasear por Paris histórico es un regalo inmenso para la mirada, como describir la contemplación de los tesoros que se esconden detrás sus fachadas? Sin, Louvre, Orsay, Rueden, el Orangerie, Carnavalet, Cluny... Me rozo los ojos y me cuesta de creer! Es posible que una ciudad atesore tanta belleza? Arquitectura, pintura, escultura, artes decorativas... El pensador también parece reflexionar. Ni siquiera un edificio tanto repulsivament feo como el que acoge el Centro Georges Pompidou ha podido desgraciar-la.
De la belleza de Paris histórico, Fumaroli, estudioso de la retórica y de la literatura francesas, escribe el siguiente párrafo: "El gris perla de París se único. Se una ciudad para grabadores, para burilistas y para pastelistas conocedores del arte del dibujo y de los visos del tornasolado. De sus épocas y estilos sucesivos, romano, románico, gótico, Renacimiento, clásico, rocalla, neogriego, Imperio, la ciudad ha guardado unos rasgos a los que el urbanismo de Haussmann dio la vida orgánica de un hermoso rostro y de un cuerpo elegantemente drapeado, sobre los que se posaron, posteriormente, cual joyas, un collar de Estacionas, el broche de la torre Eiffel, los colgantes arte nouveau de Grand y del Pequeño Palais y los aderezos arte déco de los Palais de Tokyo y del Palais de Chaillot".
Con dos heridas profundas (el centro Georges Pompidou y el foro Las Halles), tres de superficiales (el museo del quai Branly, el opéra Bastille y la torre Montparnasse), y bastantes rascaduras (por ejemplo, las columnas tachadas del patio del Palais-Royal), Paris histórico ha resistido bastante bien -como mínimo hasta ahora- el ataque que, desde hace años y como todo por todas partes, ha lanzado un ejército de vándalos contemporáneos con el objetivo de modernizar su fachada. Aguantará, en adelante, el asedio? De todo corazón lo deseo! No soportaría encontrar, la próxima vez que la visite, una ciudad amputada.
Hace unos meses, en un escrito a La Vanguardia, Antoni Puigverd se preguntaba porque vivimos en una época en que sólo progresa la lletgesa. Evidentemente no tengo la respuesta, perosoy consciente y por eso sufro. Ojalá que no progrese en Paris histórico y su belleza perdure por siempre jamás.
Los atardeceres al île Saint-Louis son casi mágicos. Cuando la luz del día se apaga y las calles quedan prácticamente vacíos, una pátina de misterio impregna los muelles hasta que, de repente, en un palacete del quai de Anjou, la voz de Édith Piaf rompe el silencio: "Sueldos le ciel de Paris / Jusqu'ave soir vont chanter / La hymne de un peuple épris / De sano vieille Cité".
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