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Redacció

La casa de Puig y Cadafalch que Núñez hizo desaparecer en Barcelona

El expresidente del Barça y empresario de la construcción, que murió el pasado lunes a los 87 años, adquirió y derrocar una de las mejores obras del arquitecto mataroní

La muerte de Josep Lluís Nuñez, el pasado lunes a los 87 años, ha dado pie a todo tipo de artículos y recuerdos a su extensa y polémica trayectoria. Más allá de su papel como presidente del Fútbol Club Barcelona, también ha tocado rememorar el rol que jugó como empresario de la construcción al frente de la inmobiliaria Núñez y Navarro. Una empresa no exenta de polémica por sus actuaciones urbanísticas, en especial al Ensanche barcelonés, donde tuvo pocos miramientos a la hora de derrocar edificios patrimoniales para construir de nuevos.

Uno de los casos más sonados lo vincula a uno de los personajes más ilustres que ha dado la ciudad de Mataró, el arquitecto Josep Lluís Puig y Cadafalch. Entre sus edificios más notableshabía la Casa Cheira, que se ubicaba a la esquina de las calles Córcega y Balmes. Construido entre los años 1902 y 1904, adornada con pinturas de Joaquim Mir, fue derrocada en 1967 en medio de fuertes protestas ciudadanas, después de que la inmobiliaria Núñez y Navarro adquiriera la finca para construir un edificio de oficinas. El mismo que hoy sigue de pie en este punto del Ensanche barcelonés.

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Pintura de Joaquim Mir que decoraba el salón de la casa

Cadafalch, autor de la Casa Almendro, la Casa de las Pinchas o la Casa Coll y Regàs, entre otros muchos edificios clave del modernismo catalán, proyectó la Casa Cheira a petición del empresario textil Avel·lí Cheira, de Vilanova i la Geltrú. Cheira era tiet de Joaquim Mir, uno de los grandes pintores catalanes de la época. Sus pinturas decoraron el salón de la mansión, y Mir también diseñó varios vitrales del edificio. Puig y Cadafalch, además, contó con la colaboración del equipo de artesanos que también habían trabajado con ellos en otros proyectos arquitectónicos, como por ejemplo Eusebi Arnau, autor de la escultura La Filosa que se puede ver a la fachada de la Casa Coll y Regàs.

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Esquina de las calles Córcega con Balmes, donde se ubicaba la casa de Puig y Cadafalch

La Casa Cheira era una pequeña joya exterior e interior, pero esto no la salvó de su desaparición en un momento, la década de los 60 del siglo XX, donde la carencia de planes de protección del patrimonio comportó la pérdida de edificios similares. La voracidad constructiva de empresas como la que lideraba Josep Lluís Núñez, con la complicidad del alcalde de Barcelona de la época, José Maria de Porcioles, y la carencia de consideración social y cultural que entonces todavía sufría el modernismo (no bastante valorado hasta unos año más tarde) hizo que la campaña ciudadana para intentar salvar el inmueble fuera insuficiente. Un total de 134 artistas y arquitectos firmaron un manifiesto publicado al diario La Vanguardia donde reclamaban la preservación de la Casa Cheira. El derribo de la misma en 1967 coincidió, tristemente, con el centenario del nacimiento de Puig y Cadafalch.

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