Salva Fernàndez

La Cerdanyola se apaga

La UD Cerdanyola ha dado sus últimas patadas a una pelota. La crisis del CE Mataró ha acabado llevándose por delante al que fue su máximo rival. Sería injusto, pero, acusar sólo a la entidad amarillo-y-negro como causante de los males de la entidad. Se le puede atribuir, eso sí, la estocada de gracia. Las deudas impiden trabajar con normalidad. Si es quehabía alguna normalidad al tener un equipo sin formar a una semana de empezar la temporada, que los jugadores no supieran normas tan básicas como que no hay fuera de juego en una sacada de banda, que en el primer partido no se presentaran a jugar... a su propio campo; y que se juegue con fichas no validadas. Los parches han acabado funcionando al CE Mataró con un equipo hecho a última hora. Pero la Cerdanyola no ha tenido la misma suerte.

Se podrían señalar muchas causas que han traído la entidad a este punto crítico. Se caería, de nuevo, en los aires de grandeza que rodean el mundo del fútbol. En el dinero gastado a golpe de talonario y no invertidos en el futuro. En la confianza, esto parece recurrente en este mundo, en las inmobiliarias y patrocinadores que ofrecen duros a cuatro pesetas. Cómo explica Paco Cortés en el reportaje publicado a Renacuajo esta semana, todo va subir como la espuma debido a una situación irreal. Fruto del dinero de un mecenas. Pero anteshabía historia. Y despuéshubo. Y una base grande por el medio dilapidada.

La posible solución a la salvación de la Cerdanyola era sencilla y buena por todas las partes implicadas. Se dejaba atrás la afiliación que no traía en ninguna parte. Porque el CE Mataró nunca ha demostrado un interés real al estar pendiente y atento del que pasara al Camino del Medio. Porque un equipo a la Segunda Territorial no puede ser el salto natural de jugadores juveniles que han sido disputando la División de Honor o la segunda máxima categoría. Ni lo puede ser, ni así lo quieren los mismos afectados. Y porque el salto de la penúltima categoría del fútbol catalán es demasiado grande respete la Primera Catalana.

Y si no interesa, cuál es el problema? El dinero. Unos no los tienen para pagar el que supone la rotura de la afiliación o las condiciones que se los ofrece. Los otros no ceden porque entre tanta deuda, el que no harán es dejar escapar la posibilidad de cobrar por alguna vía. Cómo podría ser que la Cerdanyola quisiera independizarse de nuevo. El resultado es una (mala) partida de ajedrez acabada en mesas. Porque con esta situación nogana nadie.

El CE Mataró tiene que tener un filial. Pero tiene que tener un equipo al Municipal de Mataró, entrenando codo con codo con el primer equipo, que los entrenadores tengan contacto y los jugadores vean posibilidades reales de subir al primer equipo. Por lo tanto, no hace falta la Cerdanyola. La afiliación hubiera sido una buena idea sihubiera habido una suma potente de equipos de la ciudad y la gestión económica del principal equipo (con Paco Gonzalo al frente) no hubiera destrozado un planteamiento que, con matices, no era del doliendo por el fútbol mataroní.

La Cerdanyola se ha convertido en una molestia de la que no se quieren desprender. Seguramente porque esto también supondría no contar con las instal•lacions del Camino del medio. Posiblemente útiles en el futuro. Pero que, de momento, se encuentran desérticas en nivel de Fundación. Y el problema acabará, si no hay solución, en sus manos. Juanjo Calduch y sus compañeros que han querido gestionar de nuevo la entidad han plegado velas ante la imposibilidad de hacer nada. Por lo tanto, quien se come el cuerpo será el CE Mataró. Con las deudas de la Federación, con las multas que se arrastrarán para no presentarse y retirarse de la competición y con la pregunta de qué hacer con la Cerdanyola. Quizás cuando Sardà consiga firmar, tendría que ser en breve (ahora ya de verdad aseguran) se encuentra respuesta en la pregunta. A pesar de que el mal, que viene de lejos, ya está hecho.

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