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Xavier Amat

La cocina de l’abuela

Detrás de una mesa de Nadal muy guarnida y de una comida sabrosa de seguro que hay una persona que ha pasado horas a la cocina, alguien como la abuela Remei

No tiene restaurando ni estrellas Michelin. De hecho, ni siquiera cocinaba en casa para la familia porque de esto, dice, ya se encargaba la suegra. Cuando esta faltó, entonces sí que cogió las riendas de los fogones. Y ahora, a sus 75 años, tiene centenares de seguidores que compran sus libros de recetas y la siguen en programas de radio o de televisión. De todas maneras, la mataronina Remei Ribas siempre había sentido una gran curiosidad por la cocina, se fijaba en cómo lo hacían la suegra, la madre y la abuela, y en los trabajos a la bacallaneria y a la terrissaria preguntaba recetas a cocineros que había conocido. "Siempre se guardan algún secreto cuando explican la receta para que no quede el plato exactamente como los queda a ellos, pero a mí creo que me explicaron unos cuántos", afirma, y no acabamos de saber si ella también lo hace, esto de guardarse secretos, porque una de las cosas por las que es más conocida es por los pequeños trucos que suelta mientras habla de cocina.

Ahora que se acerca Nadal, ya tiene gran parte de la compra hecha. Y es que su familia lo deja todo en sus manos, y ella preparará, encantada, el escudilla y la carne de olla, los canelons, el marisco, la carne, el pescado, y los postres típicos como los turrones y otros que, considera, ya se han introducido con fuerza a nuestra tradición, como el tronco de Santo Silvestre. "Creo que la cocina de Nadal es de las cosas que menos ha cambiado desde que yo era joven. Recuerdo como mi abuela ya hacía escudilla y carne de olla para el 25 de diciembre, y canelons para el 26", explica. Su nieta Laia, de 13 años, también ya empieza a sentir curiosidad por la cultura gastronómica: "Espero que sí, que también le guste, como nos ha gustado siempre a toda la familia", dice la abuela. Aún así, Remei Ribas no deja de mostrar una cierta preocupación ciertas comes de la juventud de hoy: "En muchas cadenas de alimentación ponen una serie de grasas y de complementos a los alimentos que hacen que pasen más rápido, que los gustos gusten, pero es todo porquería y sobre todo un inmenso negocio. En gran parte, pero, es culpa de los padres, puesto que los niños acaba comiendo el que estos se los dan, y son estos los que tienen que acostumbrar los hijos a comer fruta y verdura, por ejemplo".

La Abuela Remei recuerda cuando merendaba pan y manzana, o unos frutos secos, o un poco de queso, y ningún niño, dice, ponía ninguna pega, más bien al contrario. O aquel pan con vino y azúcar, cuando dar vino a los niños, o como mínimo en este formato, no estaba mal ver. "Se nos ponían las orejas rojas, y no cogíamos la gripe en todo el invierno", dice.

Interés por la tradición
Aún así, la Abuela Remei también observa como hay todo otro sector de personas "muy interesadas al recuperar las tradiciones. Tenemos en nuestro país una cocina muy rica y con muchos años de historia, y cada vez hay más gente que me pregunta como se hacía esto o cómo se cocinaba aquello otro. Se quieren recuperar olores y sabores". Hay algo que caracterice la cocina catalana? "Que nunca se tira nada de comer. Si es bueno el que sobró un día, se recicla con un nuevo plato; y si se tiene alguna duda, se da al ganado", dice.

Explica como en las fiestas navideñas de cuando era menuda también se comía mucho, a pesar de haber situaciones económicas complicadas para las familias. "Todo el mundo guardaba el mejor para Nadal, como por ejemplo un pollo que había sido criando, o estándose de otras muchas cosas en otros épocas del año". Y todo era bueno? "Y tanto! El que es importante, tanto antes como por ejemplo, es que en el tema de la comida aquello más caro no necesariamente es el más bono. El más delicioso es aquello que es de la temporada, y a menudo, sobre todo si hablamos de frutas y verduras, pagamos más porque son alimentos que vienen de lejos o se encuentran fuera de época. Y aquí, en casa nuestra, tenemos la suerte de contar con un montón de alimentos, y de lo más variados. Se tiene que saber aprovechar". Cómo se aprovecha la carne sobrera de Navidad para hacer los canelons por Santo Esteve.

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