Jordi Cuyàs

La cultura y el cartel de Santas

Sin hacer ruido, sin manifestaciones ni disturbios, en este tiempo de crisis una de las actividades más afectadas por esta situación ha sido la cultura.

Hemos vivido los últimos llamamientos electorales con poquíssimes referencias en este terreno de ninguno de los partidos políticos. Hasta hace poco el que diferenciaba de forma más clara las ideologías entre una formación política y otra era el programa de cultura, el cual se debatía en todas las campañas. Evidentemente todos quieren lo mejor por la ciudadanía, mejoras económicas, de bienestar, de vivienda, de urbanismo.... La diferencia más notoria lo hemos encontrado siempre en las propuestas culturales y de educación.

Ahora no.

La defensa de indiscutible de valores patrimoniales como la lengua, la literatura y el arte han sido siempre el punto de distinción de la cultura catalana que siempre ha marcado la diferencia con otras tierras, claramente líderes por enmirallar-se en una mucho más cercana culturalmente, Europa.

Hemos aprendido de Europa estimar nuestros artistas, los músicos, los escritores. Y por lo tanto hemos valorado el riesgo y la amplitud de miras de los movimientos artísticos de una Europa constantemente moderna, revolucionaría y sin complejas, que ha encomendado en todo el mundo este mensaje cultural.

Ahora, pero, que Europa está enferma, los políticos de casa nuestra, han confundido la caída de la economía de Grecia con los escombros del Partenó y han pensado que una cosa es consecuencia de la otra y, por lo tanto, si destruimos una cosa salvaremos la otra. Los griegos han vivido muchos años del Partenó y Cataluña ha vivido de sus artistas. Lo decía hace unos días Antoni Llena a propósito de las críticas a su escultura sobre los castellers instalada en un espacio urbano. "Barcelona es admirada por en Gaudí, el de la casa Milà que, en su momento, fue tanto despreciada y ridiculizada por los propios conciudadanos". El conflicto surge cuando los políticos y la gente que gestiona la cultura piensan que apoyar a la cultura es no generar polémica y no arriesgar.

Recientemente ha aparecido la noticía a los medios de información que los responsables de cultura han decidido que a partir de ahora el cartel de Las Santas se elegirá por concurso, no por criterio, para evitar la reiterada "polémica", también porque es un compromiso electoral. Gracias al Google me he mirado los carteles que desde la democracia se han editado para anunciar la Fiesta Mayor de Mataró y he visto el patrimonio y la calidad de esta colección de carteles. Carteles tanto emblemáticos de artistas que son referentes por la ciudad, que son la nuestra, si queréis, pequeña cultura. Artistas que, cuando menos, han roto moldes y nos han dejado unas fantásticas imágenes del momento, con su particular e irrepetible visión. Muchos de ellos han sido polémicos, seguro, pero con la perspectiva del tiempo nos ilustran la historia de la fiesta con ojo de artista.

El sistema de escoger el autor del cartel se inspira en el de Barcelona, en que el Alcalde encarga cada año el cartel de La Merced a un artista del país (no sólo de Barcelona). Artistas como Tàpies, Guinovart, Hernàndez-Pijuan, Perejaume, diseñadores como América Sánchez o Patio Nuñez y una larga lista han recibido el encargo que ha contribuido a enriquecer el patrimonio artístico de la ciudad. Todos estos artistas, tanto en Barcelona como Mataró no se presentarían nunca a un concurso. Alguien puede pensar que artistas y diseñadores como Alcoy, Rovira-Requesón, Cusachs, Perecoll, Parara de Mataró, Fradera... lo harían?

Por otro lado, también nos podemos cuestionar el porque se hace un concurso en el cartel y no a otras materias de las mismas fiestas: los músicos de los conciertos, los músicos de la Misa, las actuaciones de teatro, los actos infantiles, etc. Además, pensando que el cartel es un concurso "a trabajo hecho", o sea, se presenta un cartel realizado y acabado por aquella convocatoria y que ya no se podrá utilizar ni por otras finalidades ni otras convocatorias. Es impensable que esto pueda pasar en otras profesiones u otras modalidades del arte.

Quién redacta las bases? Quién elige el jurado? Qué tiene que ser el premio? Y con todo esto, este jurado puede pronunciar un veredicto bastante popular como para esquivar la "polémica" que quiere evitar el regidor? De este modo gustará a todo el mundo?

Y los artistas? Hemos dejado de estimar los artistas? No es mejor tener un cartel de un artista de los que decíamos que son referente y que traginen el nombre de la ciudad por todo el mundo?

Cómo decía al comienzo esta crisis pasa por la cultura, sin ruidos, ni manifestaciones ni declaraciones. "Malos tiempos por la lírica" pronosticaba Bertolt Brecht desde el corazón de la Selva Negra, desde el corazón de Europa.

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