El repartidor de aguas ocupa justo la esquina
El repartidor de aguas ocupa justo la esquina

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La familia Rovira-Viñas conserva l’hidròmetre de la calle Argentona

Un golpe derruidos los edificios de la esquina de la calle Argentona con la Muralla de la Prisión, la construcción circular del siglo XIX ha quedado aislada

Estos días más de un mataroní resta boquiabierto ante la construcción circular que ha sobrevivido al escombro de los edificios de la esquina de la calle Argentona con la Muralla de la Prisión, donde finos hace pocos meseshabía la tienda de bellas artes Rovira Viñas y la copistería Delgados. Se trata de un hidròmetre, es decir, un repartidor de aguas del siglo XIX, que la familia Rovira-Viñas, propietaria del terreno, ha decidido conservar por su valor histórico y patrimonial. "Cuando pensamos al derrocar la casa, un edificio que había sido construido el 1886, tuve que demostrar en el Ayuntamiento y Aguas de Busot de Mataró que mi madre también había comprado aquella esquina cuando adquirió el solar", asegura Maria Viñas. "Desde el primer momento, aunque el constructor nos decía que no valía la pena conservar la torre y, de hecho, en muchos lugares de Mataró han sido destruidas y construidas de nuevo, decidimos conservarla y adaptar a ella el nuevo edificio", explica la propietaria de la histórica tienda de bellas artes.

Durante la primera mitad de siglo XIX, cuando Mataró sólo tenía aproximadamente 16.500 habitantes, el abasto de agua a la ciudad provenía de pozos y de minas de absorción. Según explica el historiador Joaquim Llovet, en su historia de Mataró, en aquellos momentos la ciudad tenía 16 fuentes con un total de 30 caños. No fue hasta 1857 que se constituyó la sociedad Palau, Garcia y Comp, con la intención de captar y conducir en Mataró las aguas que fluían en varios puntos de los términos de Dosrius, Canyamars y Argentona. Después, la empresa decidió construir varios hidròmetres en la ciudad por aquellos vecinos que contrataran este servicio de aguas. había a las calles Santo Rafel, Nuevo de las Caputxines, en el Patio del Colegio Santa Anna y a la calle Argentona, entre otros lugares. Todas ellas eran construcciones tipos tuesta en el interior de la cual se accedía por una pequeña puerta.

La semana pasada las excavadoras acabaron de echar en tierra las casas del solar, del cual, tambiénes en parte propietaria la familia Delgados. Los dos negocios, la tienda de bellas artes y la copistería, esperan volver de aquí dos años a los espacios que ocupaban hasta ahora. "Hemos hecho una permuta para construir un edificio de dos plantas, del cual entre Delgados y nosotros nos repartiremos los locales comerciales para volver bien pronto donde tradicionalmente han sido las dos tiendas", asegura Maria Viñas. Mestre duren las obras, tanto Rovira Viñas cómo Delgados se han trasladado a un local de la calle Argentona y uno de la Muralla de la Prisión, respectivamente.

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