El PP de Mataró hace tiempo que arrastraba problemas internos que han tenido estos días su punto de inflexión final con estocadas taurinas a ambos lados. En un apoteosi digno de la mejor tauromaquia, ha habido para todo el mundo y no está claro que las cosas se hayan acabado del todo todavía. De hecho, las heridas internas de los populares, que eran de dominio público, han estallado y salpicado de sangre a diestro y siniestro.
 No puede negarse, tampoco, la tarea que el grupo municipal del PP ha venido haciendo como oposición, con altibajos, aciertos y errores, pero con buen trabajo y tenacidad. Con sus miembros –a ambos lados del conflicto– seha podido y sepuede hablar de política, de ciudad y de país, discrepando o no, y con la convicción que son elementos muy activos para la ciudad. Pero la política es el arte de la puñalada por excel•lència. Y al otro lado del guinyol municipal de la capital del Maresme, sólo hay que recordar defenestracions no tan lejanas en el tiempo, al mismo PP y a ERC.
 La política que se nos quiere vender como sagrada contribución a la sociedad, cada vez más hede a alcantarillado y a miasmas, a defensa de la silla y atzagaiada a la que bades. Haciendo un símil taurino, te empitonen, te clavan unas banderilles y estocada final con recorte de oreja y aplauso del público de la plaza.
 Cuando hace unos años estuve en política activa, sólo entrar, un veterano socialista me aconsejó que siempre mirara por todas bandas, pero una más que las otras. En política, a menudo, tienes que luchar contra tus adversarios, pero el peligro más grande lo tienes adentro de casa, en la dura lucha interna para flotar y mantenerte en el ejercicio del poder
    
    
    
            
                            
                
            
                            
 
    
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