La Semana Santa mataronina tal como la conocemos ahora esconde una historia centenaria detrás. Con unos inicios que se remontan a principios del siglo XVII, la festividad religiosa en la capital del Maresme ha vivido una evolución significativa y estrechamente relacionada con el contexto histórico de cada época. Un crecimiento que lo ha hecho llegar hasta el actualitatamb un presente poderoso que la convierte en todo un referente en el territorio catalán.
Los origens
"A pesar de que a nivel litúrgico la iglesia ya celebraba la Pascua, en nivel público los actos de Semana Santa no empezaron a salir a la calle hasta el siglo XVII", afirma Xavier Alarcón, historiador local y conocedor de primera mano de toda la historia que rodea a la Semana Santa de Mataró. "Jueves Santo después de la misa se traía en procesión al Santísimo Sacramento hasta su capilla y ya era todo un espectáculo...", recuerda el historiador.
"A nivel público los actos de Semana Santa no empezaron a salir a la calle hasta el siglo XVII"
Los inicios de la Semana Santa mataronina se sitúan en el estallido del Barroco y en la fuerza de los gremios, entidades que agrupaban todos los miembros de un mismo oficio. De estos gremios surgen las primeras cofradías, las llamadas cofradías gremiales. Estas empiezan a hacer cada una un misterio y se colocan en orden de forma que van explicando las diferentes escenas de la vida y pasión de Jesús: oración al huerto, coronación de espinas, flagel·lació, etc. Al siglo XVII también nacen dos entidades que organizan las dos grandes procesiones de Semana Santa: la Cofradía del Santo Cristo de la Purísima Sangre, que organizaba la del Viernes Santo, y la Venerable Congregación de la Virgen María de Dolors, responsable de la salida de Jueves Santo. Es dentro de estas dos procesiones que encontraban su lugar las diferentes cofradías gremiales.
Pérdida de fuerza de los actos
Con el estallido de la Guerra Civil y durante su transcurso, gran parte del patrimonio religioso de la ciudad de Mataró fue destruido. Además, un golpe acabada la guerra, la mayor parte de los sistemas gremiales desaparecen y, por lo tanto, no hay nadie que vuelva a montar misterios nuevos. A partir de entonces, serán las escuelas las que cogerán el relevo de la vida pública de la Semana Santa mataronina. La festividad sufre un nuevo retroceso a partir de la década de los 60 y después del Concilio Vaticano II, cuando los rectores de las parroquias le giran la espalda a la entender que las procesiones eran una representación vulgar y oscuridad del hecho religioso. "En Mataró en 1971 hay un decreto de todos los sacerdotes de la ciudad donde se prohíben las procesiones de Semana Santa", apunta Alarcón, porque "eran entendidas como de una fe muy pobre". Una decisión que fue tomada a pesar de la sorpresa de muchos fieles.
El renacimiento
No será hasta casi 20 años más tarde que se vivirá una nueva reanudación de la Semana Santa de la ciudad. "Antiguos costaleros de misterios no entendían la prohibición ni lo porque de todo, así que por su cuenta decidieron volver a salir en procesión, sin contar con curas y sacerdotes". En este momento, y fruto de esta movilización y del nacimiento de nuevas entidades, se funda la actual Comisión de Semana Santa. Alarcón explica como "enseguida se apuntó muchísima gente de origen andaluz, murciano... Y se empezaron a fundar la docena de entidades que hay actualmente". Finalmente, la iglesia acaba aceptando la devoción popular, sevuelve a adherir, a participar en las procesiones y a asumirlo como actos propios.
No hay ninguna otra Semana Santa en Cataluña con tantas procesiones como la de Mataró
Hoy la festividad requiere la implicación de centenares de personas sumando esfuerzos comunes para organizar una cuadragésima de actas en sólo 15 días, llegando en su punto culminante de la Procesión General de Viernes Santo. Un esfuerzo que se ve recompensado gracias a la buena acogida de la calle, puesto que puede presumir de ser el acto más multitudinario de la ciudad después de la Cabalgata de Reyes o las Santas.
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