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La ley de eutanasia, por ti y por tanta gente, querido Romuald Grané

Miguel Guillén habla de recientemente aprobada ley de la eutanasia recordando Romual Grané y su compromiso personal en la atención a la gente mayor y en la defensa de una muerte digna

El pasado jueves 18 de marzo se aprobó en el Congreso de los Diputados la ley orgánica de regulación de la eutanasia, un hito histórico largamente reclamada por amplias capas de nuestra sociedad y que gracias a la lucha de muchas personas y asociaciones ha sido finalmente posible. España acontece así el sexto país del mundo que regula la eutanasia, después de Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y Colombia. En la lucha por este derecho, a muchos nos vienen a la mente nombres como el de Ramón Sampedro, el doctor Luis Montes o María José Carrasco y su marido, Ángel Hernández. En Mataró, más concretamente aquellas personas que tuvimos la suerte de conocerlo y compartir luchas con él, no hemos podido evitar recordar nuestro estimado Romuald Grané, que tanto trabajó en general por los derechos de las personas grandes y en particular por el derecho a una etapa digna en el final de la vida.

Eutanasia no es escoger entre la vida y la muerte, sino entre dos maneras de morir: con dolores o sin

En Romuald, que tiene una plaza con su nombre en el barrio de Cerdanyola, fue un luchador incansable desde muy joven y hasta su muerte a los 88 años en 2012. Militante del PSUC y después de ICV, sufrió en sus propias carnes las detenciones, torturas y prisiones durante la dictadura, en unos años en qué implicarse políticamente comportaba arriesgar la propia vida. Vivió durante años junto con su estimada compañera Flora a la residencia de la gente mayor de la ICASS de la avenida Gatassa, y muchos lo recordarán por su lucha incansable por la mejora de las residencias de gente mayor y por la muerte digna. Fruto de esta lucha, escribió el libro "Una reflexión sobre la última fase", que hizo llegar con una tenacidad envidiable a todas las bibliotecas y personalidades del país.

Romuald Grané
Romuald Granó

En la votación en el Congreso, como era previsible, PP y Vox se quedaron sólo votando en contra de esta ley orgánica, usando los típicos argumentos de base religiosa que hoy en día son difícilmente asumibles en una sociedad como la nuestra. De hecho, una encuesta de Metroscopia del año 2019 aseguraba que hasta un 87% de los españoles están a favor de la regulación del derecho a la eutanasia, cosa que hace del todo previsible que este derecho haya venido para quedarse. Cómo ya pasó con los del divorcio o los casamientos entre personas del mismo sexo, que las derechas combatieron hasta la extenuación y que después no derogaron, pues saben que su propio electorado se beneficia del ejercicio del derecho en cuestión. Porque no lo olvidamos: estamos hablando de un derecho, no de ninguna obligación. A partir de ahora, tendremos el derecho a morir dignamente, no la obligación. Alguien duda que, si se da el caso, un votante o incluso miembro del PP o Vox no querrá acogerse a este nuevo derecho? Cuántos casamientos de miembros gays del PP no se han producido desde el 2005, cuando se aprobó este derecho? La hipocresía de determinados dirigentes políticos no tiene límites.

Hoy he querido recuperar un artículo de en Romuald Grané publicado a su blog, todavía disponible en internet, el agosto del 2009, y que trae como título "Calidad de vida, calidad de muerto". A en Romuald le gustaba hablar de la vida más que no de la muerte. En este texto, recordaba que "prácticamente todo el mundo podríamos explicitar nuestra vida en una parte feliz, tal vez partida a trocitos, pero que todos ajuntadets nos han dado muchas horas de felicidad, que para nada del mundo tenemos que olvidar ni por un momento". Esta era su filosofía de vida, y aquellos quien lo conocimos siempre recordaremos su bonhomia, que practicaba en su día a día. Hablando de la muerte, explicaba en Romuald que "encontramos personas –cada vez menos– que los hace un no sé qué hablar de la muerte. Cuando es un tema que desde que tenemos más o menos sentido de la vida sabemos que un día llega, como la cosa más natural del mundo. Mucho se ha logrado al demorarla, y sin duda más se demorará. Pero alerta, ya hoy en día en bastantes casos esta demora significa un vacío de muerto y de vida, que éticamente resulta mucho más deplorable que si se diera el proceso por acabado. Ya son muchos los casos en que no se alarga la vida. Se alarga la muerte. Alguien ha dicho: no tengo miedo a la muerte. Tengo miedo a quedar vivo pero muerto. No es enfrentar la eutanasia a la vida, sino el dolor, los sufrimientos. Eutanasia no es escoger entre la vida y la muerte, sino entre dos maneras de morir: con dolores o sin. Acabar con los dolores del paciente pero también con los de la familia y en torno. No se puede acabar una vida digna si no es con una muerte digna. Es desesperando ver tumbada en una cama, o ajaguda en un sofá, una persona que no sabe quién es, no sabe donde es. No sabe de donde viene, ni sabe donde va o si va a algún lugar. Y esta situación puede durar años, más hoy, con la ayuda de las pastilletes y como cosa irreversible. Y pensar que hace poco era uno ser magnífico y clarividente. Es precisamente cuando se está en plena clarividencia que hay que tomar las decisiones para evitar llegar al final desamparado ante situaciones desagradables. Y esto se puede lograr haciendo el Testamento Vital o Voluntades Anticipadas donde plasmar el final que se desea. Desde hace un tiempo salen en los diarios, a diario, el anuncio de nuevos tanatorios, con unos curiosos iconos y posibles incineraciones. Con visitas guiadas a cementerios. En fin. Cómo si se quisiera familiarizarnos con el último paso, que todos sabemos que es inevitable. Por lo tanto, si es inevitable, hagámoslo fácil. No doloroso y el menos traumático posible. Si hemos procurado una vida con dignidad, que el final no desmerezca. Una vida digna, con una muerte digna. Así debe de ser".

Creo que no hay que añadir nada más, porque seria sobrer. Esto lo decía en Romuald hace casi doce años. Hoy, a buen seguro celebraría que el derecho en la eutanasia es una realidad en nuestro país. Gracias, Romuald, y gracias a todas aquellas personas que con vuestras luchas pusisteis la semilla para poder vivir en una sociedad más digna.

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