Robert Vives, de 78 años, tiene toda la casa de la calle de Sant Antoni llena de trabajos pictóricos. Al corredor, al recibidor, al dormitorio... La mayoría están hechos a pluma y tinta negra, como por ejemplo el retrato de una antigua casa rectoral de Bruguera, en el Ripollès. De este trabajo hizo trescientas copias que le sacaron de las manos en un santiamén. Y se asemeja mucho al dibujo del santuario de la Virgen María de Corredor que sirvió de inicio al proyecto que Vivas tiene ahora entre manso: reproducir a medida real sobre el papel el retablo del Santísimo del Santuario.
La idea surgió ahora hace tres años, durante la enésima visita al templo que hacía con su amigo Josep Benet, de Llinars del Vallès. Lamentándose del poco prestigio que tiene el retablo tuvieron la idea de dibujar el interior de la iglesia aprovechando la traza y la paciencia que tiene Vivas en la materia. Los dibujos del retablo, posteriormente, se agruparían en una carpeta con los quince fragmentos del retablo, la reja, un dibujo del santuario ver de lejos y algunos otros trabajos. Y todo ello se vendería a beneficio de construir una nueva puerta de madera para la iglesia que cuesta entre 9.000 y 12.000 euros. De hecho, en la primera fase del proyecto, Vives ya llegó a hacer quinientas copias del dibujo de la ermita, pero sevendieron muy pocos.
A partir de varias visitas al lugar de los hechos, prismáticos en mano, Vives fue tomando apuntes de los diferentes fragmentos del retablo. Poco a poco, utilizando la técnica del puntillisme y una gran lupa, fue dibujándolos, ejercicio que requiere una gran minuciosidad. El artista terminó el trabajo hace medio año y expuso el resultado en la edición de la collectiva Santo Rebrote de este año. Ahora está haciendo la reja que hay ante el retablo, la cual ya tiene bastante avance y ha hecho transparente, de plástico. Vives también se ha entretenido a dibujar la estructura del retablo, donde posteriormente acoplará las quince imágenes. Y paralelamente busca un lugar para ubicar definitivamente toda la instalación.
El artista prevé que la exposición definitiva no se podrá hacer hasta de aquí un par de años, con la obra y todos los apuntes, puesto que su estado de salud no le permite avanzar más deprisa. Se hará, ya está acordado, en una de las salas de Caja Laietana.
«La gente no está acostumbrada a ver cosas así», afirma Vivas cuando se le pregunta por la respuesta de los que ya han podido ver el trabajo. «Muchos no saben qué es el retablo de Corredor y la mayoría de la gente tampoco sabe apreciar el valor del retablo. Cómo que lo tenemos tan cerca de casa... es aquello que pasa», concluye.
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