Son las 9 del anochecer y la avenida del Maresme entre ronda Barceló hasta la benzinera del lado de Laia el Arquera se empieza a llenar de jóvenes subsaharianas. La mayoría llegan cada día con el tren y van andando hasta los espacios que ellas se distribuyen, en grupos de dos o tres. Saludan los coches que pasan, especialmente si observan queva un hombre solo, y esperan que alguien separe. Ya hace años que ofrecen sus servicios en la ciudad, fueron las primeras que se estuvieron en la calle, y prácticamente no hay día que descansen, verano o invierno. Son de pocas palabras, todo un enigma saber como sus vidas las han traído a esta situación, haciéndose las despistadas cuando se loshacen preguntas y simulando que no entienden ni el catalán ni el castellano. Apenas explican por qué están en la calle, y no bajo tejado: "Aquí ganamos dinero más rápido que en un club, hacemos el horario que queremos, y nadie nos obliga a vestirnos de una manera concreta", comenta la Johanna a media voz, una joven procedente del Camerún. Ciertamente, las ropas que traen no son nada extremadas, y van muy abrigadas para prevenirse del frío. A su lado, la Choice, del Sudán, dice que no tiene ningún tipo de miedo de estarse a la calle, que entre ellas se ayudan en el que haga falta.
A las subsaharianas sehan sumado jóvenes de la Europa del Este, siempre junto a las rotondas, un lugar ideal por la anchura y el número de carriles para que los coches sepuedan parar y donde las chicas son bien visibles. Muchas están solas, y en este caso las ropas que lucen acostumbran a ser más atrevidas que las de las chicas negras. Empezaron a llegar cuando en Barcelona el Ayuntamiento endureció las ordenanzas, bajan cada día a la estación de Mataró y toman un taxi que las puerta a su lugar. También trucando un taxi marchan, y hoy lo tienen que hacer especialmente pronto: son 2/4 de 11 de la noche y ha empezado a llover con intensidad; la prostituta que se encuentra ante la gasolinera de uno de los giratorios del Camino del Medio, una vía en que a menudo también sesitúan chicas, saca el móvil y pide que envíen un taxi a la puerta de la discoteca Manaus. Hoy la jornada se lo habrá resultado bien poco rentable.
"No quieren venir"
Bien cerca de las chicas que "hacen rotondas" hay varios clubes. La Betsi es una de las responsables del Ral Club 665, un local que se podría considerar mixto, puesto que hay espacio para tomar unas copas o jugar al billar sin necesidad que se tenga que ir a las habitaciones en compañía. Considera "denigrando" la situación de estas jóvenes, y "peligrosa", pero respeta su decisión: "En ocasiones vienen aquí a tomar algo, y se los comento si no querrían entrar a trabajar al local. Seniegan en redondo, no quieren venir". Por qué motivos? "Supongo que consideran que en la calle harán dinero más fácilmente y que todo es más rápido, pueden tener terminado un servicio en diez minutos". Así, no considera que la instalación de macroprostíbuls en la ciudad haz desaparecer la prostitución en la calle: "Son chicas que llegan a este trabajo por vías diferentes, y los clientes también son diferentes. A pesar de que nosotros ciertamente no podemos luchar con los precios que ofrecen estas jóvenes, pienso que no las podemos considerar competencia directa". En en cuanto a los grandes burdeles, Betsi no semuestra contraria: "Si se los da la licencia y no provocan ajetreos, por qué no?".
No es del mismo parecer Marlí, la administradora del club Glamour, a la calle de Pablo Iglesias, un espacio con poco más de un año de vida. Para ella, "los macroprostíbuls sólo traerían delincuencia y problemas, y muchas más chicas que esperarían en la calle. No me extraña que los vecinos se quejen". Pone como ejemplo su club, "discreto, limpio, con las chicas con los papeles en regla, y con unos horarios dignos".
Sin voces críticas
Por los motivos que sea, así como la polvareda que ha levantado la posibilidad que en Mataró se abren dos grandes establecimientos dedicados al sexo ha sido considerable, pocas voces se han levantado en referencia a las chicas que ocupan la N-II y la avenida del Maresme. Quim Navarro, presidente de la Asociación de Vecinos del Plan de en Boet, explica que "quejas oficiales a la AVV por parte de los vecinos no ha habido ni una, sólo de vez en cuando se siendo algún comentario por la calle, pero nada más". La entidad, pero, desde el tema de los macroprostíbuls, ha incrementado sus debates sobre la cuestión: "Sabemos que es un tema muy complicado, pero pensamos que como entidad que lucha por la dignidad y la igualdad de las personas, tenemos que estar en contra de la prostitución como tal, y así lo expresamos a los partidos políticos". El Código Penal, pero, no considera la prostitución en sí como delito, sólo si la persona es obligada a ejercerla. Hoy, en Mataró, hay prostíbulos a pie de calle a la avenida del Maresme, a Joan Fuster, al Camino real, a Alcalde Abril, a Pablo Iglesias y a la ronda Barceló, y un número indeterminado en casas y pisos particulares. Navarro cree que "hay que estar muy alerta porque iniciativas como la del empresario que quiere abrir estos centros en Mataró irán además; hay personas a las que se los han desplomado los negocios que tenían en el totxo, y ahora encuentran una gran salida invirtiendo en prostitución".

-
Más de 4.000 euros al mes
Que el llamado oficio más antiguo del mundo mueve mucho dinero es más que sabido. Que en Mataró hay negocio a hacer lo debe de tener comprobado el empresario que quiere abrir los macroprostíbuls. Las seis y media de una tarde entre semana, y el club Glamour es lleno de clientes. La Marlí, la administradora, comprueba su cuaderno y tiene problemas para encontrar una chica que pueda explicar su historia, no porque no quieran sino porque todas están por la labor. Finalmente aparece Laura, una mataronina de 21 años. Afirma que no está nada incómodo haciendo este trabajo, a pesar de que a veces tiene que allitar-se con hombres que podrían ser su padre, y que lo hace básicamente para poder mantener mis hermanos. Eso sí: para nada del mundo querría trabajar en la calle. Me hace un miedo terrible y no sé como estas chicas lo pueden hacer. Además lo encuentro del todo antihigiènic, dice. Laura dice que gana entre 4.000 y 6.000 al mes. Y esto que estamos en crisis.
Una chica en una de las rotondas del polígono de las Huertas
Comentarios