A finales de agosto, la mayoría de los mortales dan por acabadas las vacaciones. Es hora de volver al trabajo y a la rutina, y uno de los pocos consuelos que quedan es recordar los recientes días de ocio y despreocupación a través de las fotografías disparadas durante el viaje veraniego. Fines hace pocos años, la mayoríatenían bastante con un carrete de 36 fotos para ilustrar sus vacaciones; gastar seis o siete carretes causaba el pánico entre los amigos y familiares (principales víctimas de las soporíferes sesiones fotográficas) y salía por un ojo de la cara. Ahora, en cambio, no resulta nada extraño volver a casa cargados con 600, 1.000 o 2.000 instantáneas que muestran hasta la última nimiedad del viaje. La responsabilidad recae en la irrupción de las cámaras digitales, que han revolucionado los hábitos de los forofos a la fotografía y, posteriormente, de los establecimientos de revelatge.
La principal diferencia entre las cámaras analógicas y las digitales es la masificación apunta Manuel Requena, de la tienda MRG Video de Mataró, ahora es muy fácil echar la foto y sehacen un montón, pero después toca elegir. Joan Carles Soler, propietario del establecimiento Espejismo, también lo constata: Cada vez es más habitual que los clientes te pidan copias a papel de 600 fotografías. Las cámaras digitales se están imponiendo al mercado y están arrinconando las analógicas de toda la vida (desde Espejismo aseguran que el revelatge de negativos representa actualmente tanto sólo el 20% del total), pero la cultura digital no se ha extendido al mismo ritmo, y buena parte de los usuarios no acaban de entender cuáles son las aplicaciones reales de sus aparatos. Muchos no dominan bastante la máquina, se piensan que tanto sólo haciendo click la foto sale perfecta, y no es así. Hay que no tienen ordenador y no pueden ni visualizar correctamente las imágenes asegura Soler. Es entonces cuando acuden en las tiendas de revelatge y descubren que las fotos digitales también pueden ser como las de antes, es decir, se pueden pasar a papel, a una media de entre 30 o 40 céntimos la copia.
Además, la gran mayoría de establecimientos ofrecen un servicio de tratamiento de imagen a través de software que mejora su calidad y mitiga, en parte, los errores de los fotógrafos principiantes. La gente se cansa de tener los ordenadores saturados de fotografías que no puede enseñar a nadie y que se acaban borrando o extraviando al disco llevar. El papel luce mucho más, comenta Requena. Las fotografías también se pueden imprimir en papel en casa, pero pierden calidad y acaba saliendo más caro.
Nueva vida a la fotografía
Otra opción que ofrecen buena parte de los laboratorios fotográficos, además de hacer copias de las instantáneas digitales a cd o DVD, es el Quiosco, una máquina en que se pueden introducir las fotografías encapsuladas en tarjetas de memoria, cds o incluso en teléfonos móviles, y copiarlas a papel, con el tamany que se quiera, de manera automática y sencilla gracias a una pantalla táctil con los menús correspondientes. También se han hecho muy populares los álbumes digitales, similares a los álbumes de fotos de toda la vida, o los montajes fotográficos en DVD, con música y transiciones entre foto y foto, para poder visualizarlas tranquilamente a la tele. El más importante, pero, es que las cámaras digitales han dado nueva vida en el mundo de la fotografía. Hace pocos años vivíamos una época de estancamiento, la gente incluso prefería el vídeo, pero ahora la afición ha reavivado asegura Manuel Requena.

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Personalizaciones para todos los gustos
El auge de las cámaras digitales ha ofrecido un montón de posibilidades en el campo de las personalizaciones. La mayoría de laboratorios fotográficos ofrecen ya la posibilidad de imprimir las imágenes preferidas de los usuarios en puzzles, tazas de café, almohadas, corbatas, baberos, toallas, almohadillas por el ratón, calendarios... Las imágenes de la familia, los amigos o el último viaje pueden servir para decorar cualquier objeto imaginable.
Los quioscos desde donde se eligen las fotos para imprimir.
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