Esteve Martínez

La sangre de los inocentes

Lo diré raído y corto: el Estado español hace tiempo qué es cómplice, por omisión, del que pasa en el Sáhara Occidental. Y ahora, además, corre la sangre de los inocentes, que tendría que recaer sobre las conciencias de nuestros gobernantes.



El Sáhara Occidental fue una de las provincias españolas. Una provincia que regalamos a nuestro "hermano" marroquí (así lo denomina, entre otros, el Rey de España). Un hermano que no duda a masacrar un pueblo que no los pertenece, porque los pueblos no son de nadie, justo es decir.



Los saharauís no son marroquíes, tampoco españoles, y el que quieren desde hace años se regir su propio destino. Y España habría podido hacer mucho para allanar este camino.



España, en una de las decisiones más vergonzosas de su historia regaló "" el territorio con todo el quehabía dentro, a su "hermano" marroquí. Desde aquel momento, los saharauis reivindicaron el derecho a su autodeterminación. Pero ni las resoluciones de la ONU exigiendo un referéndum de autodeterminación, ni los miles y miles de apoyos recibidos de todas partes del mundo en favor de su justa causa, han hecho arronsar la nariz al rey del Marruecos. Y a pesar de que formalmente aquello es una monarquía parlamentaría, a nadie se le escapa que más bien estamos ante una corte de tipo feudal, donde los rey ejerce de amo y señor de tierras y personas.



Ahora, este cobarde ataque, mortal y genocida, de las fuerzas represoras del Marruecos contra gente indefensa, que el único que reclama es el derecho a decidir, no es condenado por el gobierno español. El gobierno Zapatero en plena decadencia moral y política no tiene el coraje para defender los más débiles. Él, Zapatero, que se autoproclama socialista, no es nada más que un bufón, un gobernante empequeñecido por su propia mediocridad, que se excusa ante estos hechos con el pobre y delirante argumento de que se trata de un "asunto bilateral".


Pero sabe una cosa, señor Zapatero, no es este un "asunto", sino una limpieza étnica, la que lleva a cabo el gobierno del Marruecos. Han asesinado a niños, hombres y mujeres indefensos, los han humillado, han asaltado sus viviendas, y además han muerto, al menos, un ciudadano español. A que espera, pues?



Señor Zapatero, si le queda un poco de dignidad, diga alto y claro al gobierno marroquí que España condena la actuación de aquel gobierno. Inste a la Unión Europea a pronunciarse, condenando, estos hechos. Exija en el gobierno marroquí que cumpla con las resoluciones de la ONU que obligan a hacer un referéndum por la autodeterminación, y no deje pasar la ocasión para recuperar aquel espíritu pacifista que lo hizo, al llegar al poder, salirse de la injusta, ilegal y criminal guerra de Irak. Quizás así, todavía le podremos perdonar todos sus desórdenes.

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