En un desafortunado artículo publicado en este mismo medio, el gestor deportivo Francesc Masriera demuestra no conocer la verdad sobre el centro de arte Can Xalant. De hecho, no parece conocer tampoco la realidad sobre el arte contemporáneo y es extraño que se permita opinar sobre aquello que no conoce. En cualquier caso, creo que es necesario demostrar, con datos, que está equivocado. Sobre todo en cuanto al trabajo que el centro de arte ha hecho con nuestra ciudad y para nuestra ciudad desde su nacimiento.
En sus cinco años de vida, Can Xalant ha colaborado con muchas entidades mataronines, como por ejemplo escuelas, institutos, grupos de teatro, asociaciones de vecinos, Tecnocampus, la Asociación de Artistas Urbanos del Maresme o la Asociación Cultural Gitana de Mataró y el Maresme. La Beca Mataró, para proyectos artísticos sobre nuestra ciudad, ha tenido como ganadores a cinco artistas locales de generaciones diversas: Raül Roncero, J.M. Calleja, Francesc Pàez, Martí Anson y Pere Fradera. En paralelo, alumnos de la Escuela Universitaria del Maresme han hecho sus prácticas audiovisuales a Can Xalant. Y ha habido todo tipo de colaboraciones con el Patronato Municipal de Cultural. De la interacción con la IMAC me puedo dar un testigo directo, porque fui yo el coordinador de las jornadas Arte y memoria, que reunieron historiadores, artistas y escritores para discutir sobre la gestión política y la creación artística alrededor de la guerra civil y el franquismo, como actividad paralela a la exposición El campo de la Bóta, del artista de Terrassa Francesc Abad, al Museo de Mataró; y coordiné también un taller sobre arte y viaje que tuvo lugar entre Can Xalant y el Museo Can Arenas, cuandovoy comissariar la exposición Travelling Circular, con profesores locales como Doménec o Lupe Pérez. Son sólo dos ejemplos de los muchos vínculos que se han establecido entre la programación del Patronato Municipal de Cultura y la del centro dirigido por Pep Dardanyà.
Por supuesto, tambiénhan trabajado artistas de proyección nacional e internacional, en talleres, seminarios, residencias o programas de intercambio que han sido fundamentales para el desarrollo profesional en el mundo del arte contemporáneo de muchos jóvenes maresmencs. Esta relación simultánea con agentes de Mataró, del Maresme, del Barcelonès, de Cataluña, de España, de Europa y del mundo es, por supuesto, imprescindible para la formación de un artista. Pero los datos no mienten: siempre se ha tenido muy presente que el centro se encuentra en Mataró y que es nuestra ciudad su principal núcleo de acción. De los cuarenta y cinco artistas quehan hecho una residencia, más de la mitad eran de Mataró o el Maresme. La mayoría de sus actividades públicas han tenido como protagonistas a artistas, profesores o intelectuales mataronins, y más de la mitad de su público ha sido también de Mataró. Se tiene que tener en cuenta que los cursos técnicos que se realizan en sus dependencias (audio, vídeo, edición digital, multimedia, etc.) estando pensados precisamente para un alumnado local, con inquietudes profesionales que no siempre son creativas o creadoras, sino que a menudo persiguen simplemente una reorientación profesional. En este sentido, se tiene que tener en cuenta que el centro no sólo hace un gran servicio en la ciudad, con una oferta intelectual que cabe otra institución local puede ofrecer, también mujer trabajo a personas de Mataró y formación a personas que notienen, de trabajo. S 'tienen que evaluar todos estos factores, a mi parecer, antes de opinar sobre Can Xalant.
Posiblemente el gran error estratégico del años de gobierno del PSC al Ayuntamiento fue no prever con suficiente tiempo que, después del textil, la ciudad tendría que dedicarse a los servicios, en la tecnología, al turismo. Los centros de arte son laboratorios de ideas: la ciudad setendría que beneficiar de su existencia haciendo que los creadores imaginen la Mataró del futuro. En el contexto actual, con nuevos museos y nuevos centros de formación, Can Xalant puede ser un lugar que complemente e interprete las propuestas que un turista cultural, nativo o visitante, se encuentra en el resto de instituciones culturales de la ciudad. Más que nunca, una ciudad tiene que ser una red simbólica muy muy conectada. Si queremos que la investigación y el turismo sean motores económicos a medio y largo plazo, la marca Mataró, que el centro de arte y pensamiento contemporáneo ha contribuido a poner en el mapa de la cultura española (recientemente, a la feria ARCO de Madrid, la obra de Martí Anson era sobre nuestra ciudad, y al Reina Sofía seexponía una pieza nacida a Can Salando), tenemos que alimentar la marca con contenido, con ideas, con creatividad. El arte contemporáneo imagina, prefigura, especula, dibuja líneas de futuro. La cultura es un patrimonio común y una industria, y puede generar marcos que expliquen y potencien el resto de industrias. Por eso es tan importando que Mataró continúe apostando por la creación y el pensamiento contemporáneos, como estrategia lavable para una ciudad que se tiene que reinventar en el siglo XXI.
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