Josep Ríes

Las campanades

Son las 10 de la noche y el pabellón de la Isla Diagonal de Barcelona presenta un ambiente más bien frío. Son pocos todavía los incondicionales que calientan el recinto que ha escogido CiU para dar el pistoletazo de salida a su campaña. La escenografía es modesta y por todo acompañamiento la megafonía escupe una canción en inglés de un anuncio de móviles que habla de alguna así como escalar montañas y cruzar anchos ríos. De repente, Tom Cruise sube al escenario y empieza a animar el cotarro. Me rozo los ojos. No. No es Tom Cruise sino su clon. Pregunto y me informan que el chico se llama Jordi Amenós y será el encargado de amenizar el acto hasta la hora de los discursos. Ánimo y vigor no le faltan. Hace un primer gag saludando dos señoras a las cuales rebautiza con el apodo de “las chicas de oro”. Aquello se asemeja cada vez más a un partido del Barça con espectáculo, música y gastronomía (ganxitos, coca y moscatel) antes del partido. A partir de las 11 empiezan los discursos. En Duran Lleida se encarga de repartir estopa. Pujol excita al personal cuando recomienda estimar Cataluña con sensualidad y apasionamiento. Tantapone él que parece no darse cuenta que el protagonista es Artur Mas. El candidato, con el tiempo encima, valla lo rondo a contrarrellotge y con un público más pendiente del reloj que marca la cuenta atrás hasta las 00:00 que de sus palabras. En aquel momento los asistentes estallan de joya como si fueran a la Puerta del Solo un 31 de diciembre. Mientras tanto, las últimas palabras de Mas se prden en una atmósfera llena de ruido, globo y confetti.

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