Carmen Ferrer Román

Las discusiones

Casi a nadie lo gusta discutir y muchas personas piensan que el mejor es evitarlo cueste el que cueste. Pero realmente, es tan doliendo discutir? O dependerá, por un lado, de por qué se discute y, por otra, de la manera de discutir.

Por qué se discute
Normalmente se discute porque no estamos de acuerdo con el otro; con el que dice, el que hace, el que plantea. Ante esta situación se puede callar o bien expresar el que piensa aunque esto le pueda conducir a una discusión. Es más sano expresar el que se piensa porque si no se hace la frustración queda adentro y acabará haciendo daño a la persona, o echando a perder la relación con el otro.
Cada cual tiene opiniones diferentes de las que tienen los otros pero no se puede caer a la trampa de pensar que se tiene la razón y ellos no. Porque todo el mundo tiene sus razones, sus creencias, su visión de la vida y de las cosas, que le sirven a él pero no tienen por qué ser válidas para los demés.

Las malas discusiones
Muchas veces las discusiones aparecen por qué las personas se sienten en posesión de la verdad y lo tienen que mostrar e incluso imponerla al otro que no ve “la verdad”. Pero esta verdad es la de esta persona en particular, su opinión personal, y no una verdad universal. El problema viene cuando se cree que existe la verdad universal y se confunde con las propias opiniones.
No existe la verdad universal. En todos los temas y aspectos de la vida hay distintas creencias y maneras de ver las cosas entre los diversos grupos humanos y entre los propios individuos. Cuando los otros ven las cosas de manera diferente no quiere decir que estén equivocados sino solamente que es otro con pensamiento propio.
Ni nadie está en posesión de la verdad ni nadie puede percibirlo todo.

Discusión o comunicación
La comunicación entre las personas es poder decir el que se piensa y escuchar el que piensa el otro, siempre hay diferencias, de estas es del que podemos aprender, nos tenemos que situar en estos espacio entremedias de nuestras diferencias para poder relacionarnos y entendernos con los demés.
Poder expresar las creencias, opiniones y sentimientos, es un derecho y un acto de reafirmación, pero se tiene que cuidar como se hace y esto nos trae al segundo punto del principio:

La manera de discutir
Antes que nada tenemos que tener presente que el otro persona también está convencida del que dice, si queremos que respete nuestro punto de vista tenemos que empezar para respetar su porque para ella es tan válido como para nosotros el nuestro.
El respecto al otro es la base de una discusión positiva en la cual cada cual pueda expresar su criterio sin ser atacado y sin necesidad de ponerse a la defensiva; esto pasa cuando sentimos que nos quieren imponer el pensamiento ajeno mientras desautorizan el propio. Para discutir de manera adecuada se tiene que estar preparado a escuchar cosas diferentes de las que nosotros pensamos y aceptar que hay múltiples maneras de ver la vida. La cuestión es poder ponerse de acuerdo cuando se tiene que hacer, cediendo cada cual un poco en su posición para poder llegar a un punto común.
De una discusión muy traída pueden salir muchas cosas positivas: un mayor conocimiento del otro, entender mejor sus reacciones, así como formas nuevas de ver y hacer las cosas que se habrán construido con las aportaciones de cada cual.

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