Manuel Cusachs

Las Fiestas de Las Santas del año 1939

Hace 75 años que Mataró volvió a celebrar las Fiestas de las Santas.hacía cuatro que no lo pudo hacer debido al estallido de la peor de las tragedias humanas: una Guerra Civil (1936-1939). Y fueran – como no podía ser de otra manera – unas Fiestas muy especiales cargadas de una emotividad irrepetible, de una religiosidad intensa, de muchos actos políticos y que pretendemos rememorar a continuación.

El contexto general de las Santas del 1939 se enmarca en un clima de posguerra nacional (sólo hacía medio año que se había acabado la Guerra Civil) con la victoria de un régimen militarista que impondría con mano de hierro una política conservadora y radical. Pero no impidió quehubiera estraperlo y racionamiento de alimentos de primera necesidad. Pan blanco, por quien se lo podían permitir y pan negro por el resto, la mayoría. Y en Europa por el mes de mayo se comenzaba la II Guerra Mundial donde los países aleados querían derrotar al nazismo expansionista de Hitler desde Alemania y el fascismo de Mussolini desde Italia. El régimen franquista se sentía apoyado, fuerte, despótico. La oposición – la que queda – sería perseguida con sanya. Muchos estaban todavía al exilio, en las prisiones (la de Mataró estaba a rebosar y se utilizó el convento de las Caputxines) o no piarían durante mucho tiempo.

Un espíritu exaltado –integrista, prepotant y revengista – imponía la implantación del culto católico y su moral más ortodoxa, estrechamente vinculada con el ideario político fascista: era el nacionalcatolicismo. Banderas, tambores, cornetas, camisas azules y boinas rojas desfilan por las calles y plazas. Cuando pasa la bandera española todo el mundo tiene que levantar el brazo. La lengua castellana es la única reconocida.

Las mujeres que iban a la iglesia tenían que observar las recomendaciones que le hacían desde el Obispado: “vistiendo decentemente (SIN ESCOTAS, NI VESTIDOS TRANSPARENTAS, CONO MANGAS Y CONO MEDIAS)”, así en mayúsculas, y para evitar posibles incumplimientos “delegadas seglares de Su Ilustrísima, convenientemente autorizadas, cuidarán de hacer cumplir estas disposiciones.”

Veamos con más detalle como celebró Mataró aquella Fiesta Mayor a través de la información aparecida al Diario de Mataró que le dedicó un número extraordinario.

El Diario de Mataró Extra
El Diario de Mataró “Al servicio de la Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S.”, publicó un número extra, de 36 páginas, imprimido con papel de calidad, con motivo de las “Fiestas de las Santas del Año de Victoria”, con reportajes, il•lustraciones gráficas y numerosas fotografías. Era un número para guardar.col•laboraren Pedro de Iluro, I.P., Marià Ribas, Lluís Ferrer, Jesús Segura, Vidi(ella), Jaime Font Bigay, J. Vervet Turalló, R.S., Miguel Brullet, Joaquín Llovet y Discóbolo (pseudónimo del mismo Llovet).

Grabado de las Santas
A la portada de este extraordinario Diario de Mataró hay un grabado de las Santas Juliana y Semproniana con una ardiente y fervorosa poesía, anónima.

En la página 3, a modo de Saludo o Editorial,aparece en el centro una imagen del general Francisco Franco, al pie de la cualpodemos leer un breve escrito de adhesión al caudillo que redimió el país “cono la cruz y cono la espada”, y también de devoción verso las Santas Patronas, que sintetiza el espíritu del nacionalcatolicismo y que dice:

“En este primero año de resurgimiento total de nuestra Patria, al reincorporar a nuestras actividades religiosas las tradicionales de nuestras Santas, los que siempre tuvimos nuestro corazón arraigada la fe en lo destino de España, rendimos tributo del más caluroso homenaje de reconocimiento y lealtad a nuestro Caudillo, que la Providencia nos deparó como instrumento para la realización de tantos sueños anhelados y que parecieron tantas veces imposibles. Para él, que ha hecho posible cono la cruz y cono la espada, la rendición de nuestro suelo, invocamos a nuestras Santas Patricias, su bendición y protección.”

Seis días de Fiesta
Las Fiestas de las Santas de 1939 duraron seis días, del martes 25 al domingo día 30 de julio. El Programa Oficial fue austero, muy austero, debido a las circunstancias de un Mataró encara bajo los efectos devastadores de la Guerra Civil dondeescaseaba de todo, especialmente los alimentos de primera necesidad. Austero pero a la vez abundante, bigarrat y cargado de significación y de ideología política y religiosa, que iban de bracet, como verán.

Uno de los primeros actos de la Fiesta Mayor del día 25 consistió en la inauguración de la cruz de los “Caidos”, que se col•locà junto a la puerta de entrada de la basílica de Santa Maria. Las jerarquías políticas, con camisa azul, y las religiosas, con sotana formaban la cara y la cruz de una misma moneda. Las señoras de toda edad con mantellina. Parlamentos exaltados, triunfalistas, los gritos de rigor y levantada de brazos. Muchos de los asistentes se desplazaron a presenciar la col•locació de la primera piedra del monumento que se erigiría en memoria de los que “dieron su vida miedo Dios y miedo España”, a la que seria “Plaza de los Caidos”, dondehabía habido el convento de las Tereses. (Esta plaza se decía hasta entonces “19 de julio”, de acá la destrucción del mencionado convento.) El alcalde señor Brufau dirigió unas palabras a la multitud “glosando lo acto y tributando en número de la ciudad su homenaje a los caidos, diciendo que su gesta debe tenerse presento en todo momento, y cono vivas a España, a Franco y a Cristo Rey, y siendo ejecutado miedo la Banda Municipal el Himno Nacional, acabó el acto. A continuación hubo brillante desfilo miedo las milícias, OO.JJ. y ex combatientes presenciado miedo lass autoridades e invitados.”

Nueva rotulación de calles
El Programa General compilación también la nueva rotulación de las principales calles de la ciudad: la “Rambla Mendizábal ahora se diría a partir de ahora “del Generalísimo Franco”; la Rambla Castelar se dedicaría a José Antonio, y la Riera a partir de la prisión “la que fue titulada miedo los rojos de Ferrer y Guardia” pasará a decirse “Avenida del Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat”, etc., etc.. “dándose en cada acto vivas a España y a Franco, entre aclamaciones entusiastas.” Los vencedores, como se puede ver, sacaban pecho y estaban envalentonats. (El santoral católico y los de carácter político dominarían, a partir de ahora, los nombres de muchas calles y plazas de la ciudad.)

El día siguiente día 26 nueva demostración del nacionalcatolicismo con la entronización del Sagrado Corazón de Jesús al salón de la alcaldía. Y seguidamente bendición de las imágenes de las Santas Juliana y Semproniana, que serían trasladadas, en solemne procesión, hasta su capilla de la calle de en Pujol.

El día 27, día de las Santas, a las 10 de la mañana a la Basílica de Santa Maria tuvo lugar la misa solemne, musicada por padre Manuel Blanch, que hacía cuatro años que no se cantaba, oficiada por el Obispo Administrador Apostólico de la Diócesis D. Miguel de los Santos Díaz Gómara. El sermón de aquel año fue pronunciado por el il•lustre Sr. D. Leopoldo Bayo, Canónigo de la Metropolitana de Zaragoza. El altar y la nave de la Basílica todavía por ornamentar pero con muchas ganas de usarlo por solemnidades religiosas. (Había sido destinado a Mercado de la Libertad).

Por la tarde nuevo acto católico con la bendición de la capilla de Nuestra Señora de Montserrat, filial de la parroquia de San Juan y Josep, ubicada a Ronda Delgado. Por la tarde se recuperaba la que fue tradicional procesión por las calles del centro de la ciudad (prohibida desde la proclamación de la II República), con las reliquias de las Santas “milagrosamente salvadas del odio marxista” (estuvieron escondidas a la funeraria La Sepulcral, de Miquel Junqueras). Los cirios volverían a degotejar por las calles. Dos hileras de hombres bien encorbatats y las dignísimas autoridades volverían a desfilar. El recorrido fue el siguiente: “Plaza Dr. Samsó, Obispo Mas, Rambla Generalísmo Franco, San Lorenzo, San José, San Benito, Montserrat, Rambla José Antonio, Plaza Santa Ana, Barcelona, Plaza San Cristóbal, Pujol, Rambla Generalísmo Franco, Palau, Santa María y entrada a la Basílica”, según los Programa Oficial.

El penó principal de la procesión fue confiado a destacadas personalidades militares y políticas: al General Jefe de la IVª Región Militar, la Exmo. Sr. Gobernador Civil de Barcelona, D. Wenceslao González Oliveros y el alcalde de Mataró señor Joan Brufau y Cusidó. El penó de los niños fue traído por Guillem Poquet Sanesteban, alumno de las Escuelas Nacionales, Salvador Font Maldonado, de la escuela Pía de Santa Anna y Francesc Briansó Agé, de los Maristes. Y el de las niñas fue destinado a: Dolors Mora Viñals, de las Escuelas Nacionales, Roser Masjuan Codina, de las Concepcionistes y Núria Fradera Noè, del Sagrado Corazón de Jesús. La procesión fue presenciada por miles de mataronins a lo largo de su recorrido. La Banda Municipal y la de la Bonanova amenizaron este acto multitudinario.

Por la noche se disparó el que ya era tradicional Castillo de Fuegos Artificiales a la playa y como también marcaba la tradición fue: “frente a la callo de San Antonio, a cargo del pirotécnico Sr. Espinós, de Reus”. De este modo quienes no querían bajar hasta la playa los podían ver aunque fuera de lejos en la plaza de Santa Anna. Y a las 11 de la noche se inauguró el entoldado que los de can Viada montaron en el Parque Municipal “para bailes y otros cortejos. Los bailes correrán a cargo de la Banda de la Bonanova y Oriental Jazz Orquestrina (Los Verdes) de la localidad”. A aquella misma horahabía una bailada de sardanas a la plaza de Santa Anna con la copla “Refilaires de la Maresma”, de Sant Pol de Mar. (En nuestra ciudad todavía no se había podido formar ninguna copla como consecuencia de la Guerra Civil y el exilio. Habría que esperar hasta el 29 de mayo de 1943 cuando se presentaría la copla Mataró, de la obra sindical de Educación y Descanso.)

Y a la Sala Cabañas, también por la noche, su Compañía Teatral “al servicio de la Delegación Local de Prensa y Propaganda de la F.E.T y de las J.O.N.S.”, puso en escena “la maravillosa leyenda, finísima joya literaria” de Eduardo Marquina titulada: “El Monje Blanco”. Era la reaparición de la compañía de acá el 5 de julio de 1936, en que se interpretó la última obra antes del estallido de la Guerra Civil. (“Lo Monje Blanco”, una obra de cariz místico, sería repuesta a la cabeza de pocos días gracias al éxito de público que obtuvo.)

El viernes día 28 se inició con más actos religiosos y con un “pasacalle” por la Banda Municipal y la de la Bonanova. A mediodía otra bailada de sardanas por la mencionada copla ante el local de la F.E.T. y de las J.O.N.S.. (Centre Católico). Y no podía faltar en el programa el deporte y más concretamente el más favorito: el fútbol. Por la tarde de este mismo día, al campo del Club Deportivo Mataró (antes Iluro), se celebraría un partido entre los primeros equipos del Club Deportivo Mataró y el Badalona F.C. por la noche nueva bailada de sardanas a la plaza de Santa Anna por la copla “Refilaires de la Maresma”. Y al entoldado del Parque Municipal un nuevo baile popular.había ganas de recuperar el tiempo perdido y todo el mundo bailaba con deleite.

El sábado 29 se inició con otro acto de signo nacionalcatòlic consistente en una Misa de Campaña, a la plaza de Santa Anna, y la bendición de tres banderas de la Sección Femenina de F.E.T. y de las J.O.N.S., “que serán apadrinadas miedo las señoritas Carmen Martí Guañabens, Concepción Vilatersana Puig y Margarita Vila Picó.” Más banderas, camisas azules, tambores y cornetas y el clero vestido de ceremonial. Las mujeres todas con la mantellina a la cabeza, medias y faldas muy largas. Y los hombres muy mudados.

A la Beneficencia de Sant Josep, se celebró un festival con la participación del grupo gimnástico “Halcones” y la Banda Municipal. Por la tarde al entoldado del parque un “Festival Escolar”, con reparto de premios a los alumnos de las escuelas de la ciudad, dondehubo una nueva “exhibición miedo parte de los “Halcones” y funcionas de polichinelas que hicieron la delicia a la gente menuda.” Un golpe acabó el reparto de premios “los escolares desfilaron miedo delante de las Casas Consistoriales”, ante la presencia de unas autoridades bien cofoies.

El último día, el domingo día 30, fue bautizado como “Día de la Nueva Juventud", y empezó con una “Magna Concentración Comarcal de las OO.JJ. (Organizaciones Juveniles) de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S.”, tambores y cornetas, camisas azules, boinas rojas, estandartes, banderas españolas y de la falange.

Al campo de deportes del C.D. Mataró, que estaba “profusamente adornado cono banderas nacionales y del Movimiento y cono dos monumentales siluetas del Caudillo y de José Antonio”. Según el Diario de Mataró, fue “una fiesta magnífica (...) que ha quedado ya instituida en el programa anual de Fiestas de nuestra ciudad.” La parafernàlia en este casos - ya os lo podéis imaginar - era aparatosa con objeto de exaltar la adhesión del nuevo régimen y en especial deslumbrar a la juventud porque se integrara a las filas de la Falange.

El deporte ciclista – muy popular entonces en nuestra ciudad - también estaría presente y este mismo día por la tarde tendría lugar una carrera por el circuito Mataró-Argentona-Vilassar-Mataró. Y a las 8 de la tarde, un nuevo acto de culto a las Santas Juliana y Semproniana, con la“Apertura oficial de las Urnas de las Santa Patronas en la Parroquial Basílica de Santa Maria, ofrecimiento de las nuevas Urnas cono cierre y precintado de éstas mediante Acta Notarial.”

Según el Diario de Mataró este acto “Constituyó una de las más imponentes manifestaciones religiosas. Miles de concurrentes figuraban en las filas de honor y veneración hacia nuestras Santas Patricias y Patronas. (...) Y como final, verdaderamente apoteósico, la entrada de la manifestación a la Basílica en medio de los acuerdas de las bandas y del órgano y de las notas litúrgicas y vibrantes del Té Deum que fue lo canto magnífico de acción de gracias y de despedida, de todo este rosario de fiestas cono que los hijos de Mataró, sintetizando el amor de las generaciones pretéritas y de las venideras, han honrado a sus ínclitas Patronas, después de haber salido de la trágica hecatombe que España ha vencido cono su Grande Cruzada Nacional.”

El acto de conclusión de la primera Fiesta Mayor después de la Guerra Civil sería el que tendría lugar a las 11 de la noche con una: “Grande Verbena Popular en Plaza de Santa Ana y Rambla, concierto de la Banda Municipal, sardanas miedo la copla “Refilaires de la Maresma” y bailables a cargo de la “Oriental Jazz Orchestrina” (Los Verdes). Finalizará la fiesta cono lo disparo de una gran traca valenciana.” (la ortodoxia del momento obligaba a ponerlo todo en castellano, aunque se hiciera el ridículo más espantoso, como es el caso.)

El Programa Oficial añade una nota por la que se informa a todo el mundo que tendría lugar un acto benéfico por las familias que la pasaban más magro: “Durante los días 27 y 28 de la Fiesta Mayor, serán obsequiadas las famílias necesitadas cono comidas extraordinarias, en el Restaurante de San Joaquín.”

Cómo se puede concluir fue una Fiesta Mayor – la primera después de la Guerra Civil - cargada de simbolismos religiosos y políticos, de exaltación sólo de los Caidos miedo Dios y miedo España, de procesiones, discursos encendidos, desfiles falangistas, que ya nos anunciaban la implantación de un régimen – el nacionalcatolicismo – en que el gobierno y la iglesia católica irían de bracet imponiendo su ideología dominante sin dejar margen a cualquier otra interpretación. Manuel Cusachs y Corredor

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