Un buen libro es una fuente de placer inmensa. Leer permite descubrir cómo es el mundo que nos rodea, comprender mejor cómo somos nosotros mismos, empatitzar con los demés a través del relato de sus experiencias y visiones de las cosas. Nos ayuda a escribir mucho mejor, a ordenar las ideas. Pero, sobre todo, permite disfrutar del tiempo libre como pocas otras cosas. Es un hábito que vale mucho la pena inculcar a los más pequeños, tan pronto como sea posible. Pero a menudo no es fácil, y para muchos padres, o también maestros, puede resultar frustrante. Tres mataronins especialistas en este ámbito, una maestra, una bibliotecaria y un librero, nos aconsejan como hacerlo.
"Un libro al final pueden ser muchas cosas, la cuestión es que sirva para atraparlos"
Àngels Sala es maestra de la escuela Germanas Bertomeu, y la encargada de la biblioteca escolar. Un espacio por el cual todos los alumnos del centro del barrio de Rocafondapasan como mínimo una hora a la semana, a pesar de que también está abierto a las horas del patio y en otros momentos. Los niños sepueden llevar libros de préstamo o bien leerlos allá mismo, por libre o con la guía de la misma responsable del espacio. "Facilitamos que los nanos tengan sus momentos de lectura de manera relajada y que no se lo tomen como una obligación, sino como parte de su ocio", resume Sala.
"Facilitamos que los nanos tengan sus momentos de lectura de manera relajada y que no se lo tomen como una obligación"
El reto principal es que los alumnos "se entusiasmen por la lectura", como dice la maestra. Con algunos no ès fácil de entrada. "Los intentas ofrecer las últimas novedades y un abanico muy amplio de títulos, pero cuando voces que cuesta, lo pruebes por otras vías", asegura. Por ejemplo a través de un cómico, con adivinanzas, con poesía infantil, con libros de chistes o bromas, álbumes ilustrados... "Un libro al final pueden ser muchas cosas, la cuestión es atraparlos y después irlos ofreciendo, poco a poco, otras posibilidades", afirma Sala.
"Está muy bien que la lectura sea social, que la puedan comentar con los demés, pero también hace falta que sea personal y íntima"
Muchos niños y niñas, pero, caen en el encanto de la lectura con facilidad. Algo importando queayuda es el elemento social: hay libros que arrasan entre los más jóvenes, que todo el mundo los lee y esto permite comentarlo con los amigos. "Pero a veces tienes que obligarlos un poco a no hacerlo, a intentar leer títulos más minoritarios, porque la lectura también tiene que ser un momento de goce personal", explica la responsable de la biblioteca. De hecho, seha dado cuenta que hay muchos niños que en realidad también buscan este instante de soledad a través de la lectura. "Los voces como se quedan sólo en un rincón, en silencio, inmersos en el libro, en este mundo en el que viven esto lo encuentran a través de la literatura y realmente lo agradecen mucho"
"Desde muy pequeños tienen que tener el libro como un objeto cotidiano más"
Montse Margalef es una de las responsable de la sección infantil de la biblioteca Pompeu Fabra. Así que de hábitos de lectura de niños y adolescentessabe un montón. Y su consejo principal es el siguiente. "Desde muy pequeños tienen que tener el libro como un objeto cotidiano más". Si ve que en casa suya la literaturaestá presente, y si sus padres disfrutan de los libros y los encomiendan a ellos a hacerlo, "crecerán estimando las historias y la literatura, y esta no los dejará de acompañar nunca".
"Si crecen rodeados de libros, lo harán estimando las historias y la literatura, y esto no los dejará de acompañar nunca".
Este apoyo por parte de la familia es algo que Margalef considera clave para inculcar el hábito de la lectura en los niños. "No lo tienen que dejar de acompañar nunca", asegura. Especialmente cuando le llega la hora de elegir los libros él mismo: "A menudo los dejamos sólo ante un estante inmenso pleno de libros, acaba cogiendo el primero que encuentra, no le gusta y se desencisa". Este desengaño puede acabar siendo motivo que se aparque la literatura frente a otros intereses, así que la recomendación siempre es importante. "Si la familia por sí misma no seve en corazón, que traigan al niño a la biblioteca, o bien a las librerías, que también son espacios abiertos donde tocar y remover".
"Si quieren que sus hijos lean, los padres también tienen que hacerlo y demostrar interés en los libros, es así de sencillo"
Las bibliotecas no sólo ofrecen el consejo de expertos, sino una retahíla de actividades, desde la hora del cuento hasta tertulias literarias. Pero más allá de este tipo de iniciativas, Margalef insiste en el papel de la familia como principal catalitzadora de la pasión literaria de sus hijos e hijas. "Si quieren que ellos lean, los padres también tienen que hacerlo, es así de sencillo", reconoce. Y en el supuesto de que no sean muy buenos lectores, como mínimo "que hagan el esfuerzo de preguntarlos por el libro que han elegido, comentar qué los ha parecido... Este diálogo e interés es muy importante".
"Cuanto antes vivan de manera positiva el contacto con los libros, mejor"
"Ya lo decía Antonio Machado: "Caminante no hay ando, se hace ando al andar". Esta es la única vía, ir tirando, ir probando". Esteve Guardiola, librero de Buque de Libros, no conoce ninguna fórmula mágica para hacer que los niños lean, más allá de la persistencia. La clave, según él, es hacerlos ver el esfuerzo inicial como algo positivo. "Los niños no leen simplemente porque los pongas un libro en las manos, sino porque los has generado el gusto por la lectura", afirma. Y porque esto sea posible, añade, hay que crearlos "un entorno donde los niños vean que la lectura los puede ser útil y placiente". El que tiene claro es que si los padres no leen, no tienen ninguna autoridad moral porque su hijo lo haga. "Quehaya un modelo es fundamental, sin él dirá "A mí me hacéis leer y vosotros pasáis? De qué va esto?"
"Quehaya un modelo en casa es fundamental, sin él dirá "A mí me hacéis leer y vosotros pasáis? De qué va esto?"
Guardiola es partidario de hacerlo cuanto antes mejor. El momento para empezar, según él, es cuando el niño ya empieza a hablar. "Es la hora de sentártelo al regazo, coger un libro plegados e ir comentando quévemos". Según el librero, si el niño vive de manera positiva el contacto con el libro como objeto, ya desde bebé, más rápido adquirirá la autonomía lectora. En la siguiente fase, cuando el niño ya forja vocabulario se le pueden dar libros de imágenes con elementos que quizás no conoce ni ha visto nunca personalmente, pero que sabe reconocer en un dibujo o fotografía y ponerle nombre. Así se le ayuda a adquirir capacidad de abstracción.
Los padres tienen que ser flexibles y entender que un libro se puede leer y vivir de maneras muy diferentes"
La tercera fase, a partir de los 4 o 5 años, ya sirve para introducir la narrativa. "Pero aquí hay que ser flexibles y entender que un libro se puede leer y vivir de maneras muy diferentes", explica Guardiola. Los padrespueden explicar una parte y el hijo completarla, o bien fijarse sólo en aquellas cosas que le interesan, o recrear plegados una historia bastante diferente a la que realmente seexplica, añadir personajes... El momento más crítico, según Guardiola, es cuando, a partir de los 6 o 7 años, los nanos empiezan a adquirir la habilidad lectora por sí mismos. A algunos los cuesta más interiorizarlo que a otros, la decodificació del alfabeto es un proceso que trae tiempo y puede resultarlos frustrante. "Hay el peligro que se desvinculen totalmente de los libros porque los cueste demasiados y noencuentren nada de bono", explica el librero. El secreto en este momento es ayudarlos en la lectura, y procurar buscarlos libros que se acerquen el máximo posible a sus intereses. "Y si no es un libro sino una revista de motos porque le gustan las motos, pues también, adelante!", resuelve.
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