"La gran escalinata, flanqueada de soberbios cipreses, encarada sobre la punta de Santa Cristina, produce una impresión imborrable y es uno de los momentos más bellos de la costa (...) Santa Clotilde es la mejor casa del litoral entre Barcelona y Francia". Con estas palabras el escritor Josep Pla describía a su Guía de la Costa Brava los jardines noucentistes de Santa Clotilde de Lloret de Mar (la Selva). Gracias a un convenio entre el Ayuntamiento y los propietarios de la finca, los jardines vuelven a estar abiertos al público. Durante muchos años, pero, su belleza se ha mantenido en secreto y en la privacitat de la finca.
Los jardines son una muestra de la influencia del Renacimiento italiano en Cataluña. El arquitecto y urbanista Nicolau Rubió y Tudurí, que ayudó el maestro francés Forestier en la creación de los Jardines de Montjuic de Barcelona, los construyó a petición del marqués de Roviralta en 1919. El resultado fueron unos jardines junto al mar, arriba un acantilado, que siguen las simetrías y disposiciones propias de los jardines del Renacimiento italiano del Quatrocento y del Cinquecento. Terrazas que se superponen, caminos que se entrecruzan, rampas y escaleras. Los caminos principales conducen al visitante a los diferentes puntos de interés: estatuas y pequeñas fuentes, elementos ornamentales que intentan romper la uniformidad del jardín.
La visita merece también la pena por la colección de estatuas de mármol de estilo neoclásico, una colección de baldosas de Xavier Nogués, y las Sirenas de la escultora Maria Limón. Los tapices, las pinturas, el museo naval en miniatura y la colección única de cerámica catalana especializada en temas de mar acaban de hacer de este jardines un auténtico museo del mediterráneo clásico, ilustrado y romántico de principios del siglo XX

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