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V. B.

'Los refugiados se sienten frustrados porque no son sujetos de su vida'

La mataronina Clara Sànchez es cooperante mataronina al campo de refugiados de Eko, cerca del de Idomeni

"Tenía experiencia previa colaborando en un refugio para migrantes en México. Viendo el que pasaba a Lesbos compré un billete y me fui después de contactar con una compañera queestaba. La situación en la isla, pero, estaba algo más controlada, y el día 12 de marzo marchamos hacia tierra firme, al campo de refugiados de Idomeni, a la frontera con Macedonia. Hoy, pero, estamos en otro campo cercano, a Eko, que toma el nombre de una benzinera alrededor del cual seha instal•lat gente que ha marchado de Idomeni, donde la situación es tan horrorosa que los refugiadosprefieren huir. Allá está todo tan desbordado, todo es tan grande y desolado, que la coordinación y las estrategias conjuntas son imposibles. Hemos preferido focalizarnos en un campo más pequeño como este, donde creemos que podemos ser más útiles y marcar más la diferencia.

Al campohemos creado un punto de información donde coordinar cuestiones como las visitas médicas o las diferentes actividades que se hacen al campo, y también estamos construyendo un espacio para niños. Pero tenemos que ir con mucha cura, porque las personas refugiadas no quieren que Eko ni cabe otro campo se convierta en un tipo de ciudad, de lugar de residencia permanente. Somos aquí para ayudar a que el tránsito de estas personas sea mejor, pero el objetivo es la reapertura de fronteras. Hoy las necesidades más básicas las tenemos cubiertas así que nos concentramos sobre todo en la parte anímica de los refugiados, que está muy tocada. Después de meses o años moviéndose por el mundo, huyendo del horror y buscando un lugar donde poder establecerse y reunirse con sus familias, están muy agotados y decepcionados por el trato que están recibiendo de Europa. Hemos comprado un proyector para hacer cine, dos noches a la semana montamos una pequeña discoteca, hace unos días celebramos el año nuevo curdo y los refugiados de este origen nos enseñaron algunos de los bailes tradicionales. Tenemos una imagen muy uniforme de los refugiados como col•lectivo, al igual que del mundo árabe, pero es muy amplio. A Idomeni hay sirios, paquistanesos, iraníes, libaneses, palestinos... y también hay conflictos y problemas de convivencia entre ellos.

El día a día es tan intenso que te impide reflexionar mucho, pero me siento muy triste. Costa animarte a tú misma cuando cada día conoces personas tan fantásticas e increíbles que sufren situaciones tan duras e injustas. Personas que nos suplican que los abrimos casa nuestra, una casa que está preparada para acogerlos, y en ninguna parte de esto firmamos tratados que van en contra del sentido común, de la esencia de la humanidad. Me da vergüenza decir que soy parte de la Unión Europea. Antes de marchar de Idomeni fui a la concentración de protesta y a la huelga de hambre que hicieron los refugiados. A un metro de mí un hombre estuvo a punto de quemarse al estilo bonzo después de lanzarse por sobre un bidón de gasolina. La gente que tenía alrededor lo acabó impidiendo, pero ver la cara de aquella persona dispuesta a morir así me dejó del todo noquejada por el impacto. Cómo cuando alguien te dice a la cara que si llega a saber que se encontraría todo esto habría preferido quedarse en Siria, en medio de las bombas. Están muy frustrados porque no son sujetos de su vida, porque la gente de arriba que no saben ni qué cara tienen están decidiéndotelo todo por ellos. Por mí ya no son personas refugiadas, son en Mohamed, en Karim, son personas a quienes ya conoces y aprecias, y que Europa sea incapaz de abrirlos los brazos y acogerlos es indignante".



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