Judith Vives

Lucha de clases televisada

'Los juegos del hambre' adapta en el cine una exitosa novela originariamente dirigida al público adolescente pero que también ha acabado encontrando un target de lectores adultos. Libro y película nos presentan una distopia orwelliana, una sociedad futura marcada por la división de clases y el férreo control de la clase poderosa –caracterizada con una estética barroca muy pomposa- por encima de los distritos productores de energía y materia delgada. Entre estos distritos se escogen cada año un chico y una chica que competirán al macabro concurso televisado denominado 'Los juegos de la hambre', un tipo de "Grande Hermano" donde 24 adolescentes son abandonados en el bosque a su suerte y una sola consigna: sólo un poco quedar en vida. Empieza así una cacería infrahumana seguida morbosamente por miles de espectadores con ganas de espectáculo.

Este punto de partida ha hecho que 'Los juegos del hambre' se compare con 'Battle Royal' el film de culto protagonizado por Takeshi Kitano donde jóvenes japoneses también participan en un juego similar. Esta es el único parecido, puesto que el film japonés pretende hacer una metáfora del sistema educativo nipón, mientras que la reflexión de 'Los juegos del hambre' va bastante más allá, para advertir con esta patraña futurista sobre los peligros de nuestra sociedad actual. En este sentido, no deja de resultar sintomático que otro film reciente, 'In time', plantee como 'Los juegos del hambre' una sociedad claramente dividida entre clases ricas que controlan los recursos para vivir, y clases pobres ultraexplotades. La conclusión de 'Los juegos del hambre' resulta inquietando por las implicaciones morales y éticas de su final aparentemente feliz. Lástima que cinematográficamente sea un film tedioso y confuso que no aprovecha las oportunidades para ofrecer un cine de acción sólido y trepidante que esté mínimamente a la altura de su mensaje de fondo.

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