Entradas agotadas desde hacía semanas. El Clap en el punto de ebullición justo la noche del pasado viernes, día 3, para recibir Manel, en llena gira de presentación de su cuarto disco, 'Yo compito'. Era la sexta vez que el cuarteto barcelonés pisaba Mataró, tres al Clap, dos al Monumental y la restante al añorado Cruce de Culturas, en su casi década de trayectoria. Parece que fuera ayer cuando Manel emergían del nada armados con un puñado de canciones de aire marinero, como de habanera cambiada, que revolucionaron el panorama catalán. Pero el tiempo pasa volando, y hoy Manel es un grupo que poco tiene que ver con el que traginava ukeleles y timidez por los escenarios. Ha sabido mudar de piel sin perder el fervor popular, tal y cómo se comprobó anoche al Clap, en un concierto pletòric donde dejaron claro que se han doctorado definitivamente como grupo generacional. Como la banda que, gusten más o menos, define ya toda una era del pop catalán.
El cuarteto, con las entradas agotadas desde hacía semanas, presentó los temas de su cuarto disco, 'Yo compito'
"Esta noche tocaremos canciones de hoy y de siempre" dijo un comunicativo Guillem Gisbert después de arrancar el concierto con 'Las Primas' y 'BBVA', dos de las mejores piezas de su último disco. "Miráis, cuando decimos que tocaremos temas antiguos y aplaudís tan fuerte es deprimente!", bromeó. Pero es evidente que Manel mantiene una relación un poco conflictiva con su pasado. Gisbert, Martí Maymó, Roger Padilla y Arnau Vallvé ya hace tiempo que no van al baile con Dolors columpiados por aquellos retornos mediterráneos que habían sido marca de la casa. El cuarteto pareix hoy temas complejos, sinuosos y de largo recorrido, con un aliento narrativo que escapa a menudo del esquema clásico de la canción pop. En directo, pero, saben dotar estas mismas canciones de una tensión eléctrica y urgente que, sin que se sepa muy bien como, las transforma en improbables himnos festivos, capaces de convertir salas como el Clap en una auténtica verbena popular. En esta alquimia radica la clave del triunfo de Manel a los escenarios.
la gira actual por salas, el grupo apuesta por un sonido eléctrico y contundente, de 'Banda de Rock' como reza un de sus temas. Esto deja en un plan bastante secundario los matices electrónicos que se incluyen en la mayoría de temas de 'Yo compito', y anula la base acústica de muchos de sus temas anteriores. Las guitarras se impusieron a los teclados en las canciones nuevas, como por ejemplo 'BBVA', el largo relato de dos fugitivos después de atracar un banco, o 'Tentaciones de Collserola', con el diablo de Bulgàkov trasplantado en las montañas barcelonesas; pero las seis cuerdas enchufadas también ejercieron su tiranía en el rescate de piezas antiguas. 'Desaparecíamos lentamente', 'Criticaremos las nuevas modas de peinados' o 'A ver qué en estiércol' revivieron al Clap con una alma mucho más desgarrada y compulsiva que en el suyas versiones de estudio de aire folk y contemplatiu. Con este panorama, a nadie le sorprendió que la pesca en su primer disco, 'Los mejores profesores europeos', fuera tan poco prolífica: tan sólo dos temas, 'Al mar' y 'Ay Dolors' (este último, con Roger Padilla a la voz) que inevitablemente sonaron un poco desubicats, como una concesión obligada al pasado de mala ensambladura con un presente que hace tiempo que ha tomado otro camino.
Han sabido mudar la piel sin perder el fervor popular y, gusten más o menos, son ya el grupo que define toda una era del pop catalán
La gran noticia para Manel es que no necesitan 'En la que en Bernat se te encuentra', 'Plano Quinquenal' ni 'Los guapos son los raros' para ponerse el público en el bolsillo. Al Clap lo hicieron con temas nuevos como 'Melancé', 'La canción de la duda' o 'La serotonina' - vive más latina y 'billirrubinera' que nunca, con un Gisbert que parecía dispuesto a liderar una conga sin perder su ademán hieràtic. Y también con singles anteriores ya icónicos como 'Teresa Pronto' o un 'Querido' que, más cercano a la versión que haría un grupo indie del tema original de Manel que de la canción que abría aquel ya lejano segundo disco de la banda, casi puso el Clap boca abajo. En este contexto, canciones mucho más sutiles como la reciente 'El espectro de Maria Antonieta', con un delicioso retorno circular, quizás quedaron un poco demasiado desdibujadas.
A medida que avanzaba la noche crecían las ganas de fiesta de un público entregado incondicionalmente al que Manel quisiera hacer de ellos. Así, cuando a la cabeza de casi dos horas pusieron el punto y final al concierto con 'Sabotaje', decidieron que era buena idea despedirse de la eufórica concurrencia con un tema de Backstreet Boys sonando a todo trapo por los altavoces. Y la gente no hizo ningún asco a acabar la noche –o empezarla- bailándolo. "Everybody, rock your body, Backstreet's back alright!".
Comentarios