J. Camero

Salva Fernàndez

Manel y Joan Miquel Oliver repiten fórmula y éxito por el Cruce

El Espacio el Arquera presenta una buena entrada para escuchar a la flor y nata del pop catalán actual

Tanto el cantante del grupo Antònia Font, Joan Miquel Oliver, como el cuarteto Manel aterrizaron no hace muchos meses en Mataró. Esto no fue inconveniente porque ayer viernes, día 17, las dos actuaciones repitieran fórmula. Y también éxito. El Cruce decidió servir doble ración del mejor pop catalán actual, y los artistas no fallaron. Manel se llevó el gato al agua. Veinte minutos antes de las 21h, alguno de los entrantes al recinto preguntaban a taquilla quien tocaba primero. Cuando cerca de las once de la noche sonó 'Noche fría para ser abril', medio narrada medio cantada, el cuarteto barcelonés demostró a las primeras de cambio porque tenían que ser los encargados de poner el punto álgido y ser los amos de la fiesta. Y no por demérito del cantante de Antònia Font. Ni mucho menos.

Joan Miquel Oliver abrió con 'Polo de Limón' su característica actuación. El compositor, letrista y guitarrista de Antònia Font echó de su segundo disco en solitario, Bombón Mallorquín, para hacer entrar de manera progresiva en rescoldo a los asistentes, que mica en mica se fueron acercando al escenario ante su salida, guitarra en mano y saludando tímidamente. Lejos del espectáculo de sala acogedora, cerrada y personal que ofreció al Monumental, Joan Miquel Oliver sustituyó las bolas de discoteca por focos giratorios que ofrecían similar sensación. Jugando con los colores y las luces, el espectáculo estuvo marcado por la rotura de ritmo al que sometió la orden de sus inclasificables temas, destacando como momento más intenso 'Hansel y Grétel'. El público disfrutó de manera tranquilo•la, como quien comparte una agradable charla con buena música de fondo. Y esperando la negro noche que indicaba el momento de la gran fiesta.

El cielo se ennegreció al mismo ritmo que se limpió de cualquier amenaza de nube molesta. Y Guillem Gisbert, Martí Maymó, Roger Padilla y Arnau Vallvé hicieron acto de presencia. El Espacio el Arquera ya no recibiría más asistentes. Estaban todos los que querían estar. Aparecieron los aplausos convencidos a cada final de tema, el público cantando cada retorno y la atención total y absoluta al escenario. Las agradables charlas entre amigos quedaban aparcadas para atender a cada una de las 12 pequeñas grandes obras que conforman el único disco de Manel. Las historias del líder Guillem Gisbert servían para amenizar el impàs entre canciones, para introducir los temas, acercarse en el público y, de paso, recordar que entre el toque absurdo y humorístico de sus letras, dedicadas en buena parte al amor y a las relaciones de pareja, hay una crítica fina pero muy definida.

El guion siguió el camino ya conocido. Se hizo participar al público en lo tema estrella del disco, 'En la que lo Bernat se te encuentra', convirtiendo los asistentes en tres partes diferentes de la orquesta que protagoniza el momento más intenso del tema -acto seguido se acabó fusionando la canción con una versión del 'No te añoro' de los Pedos; las 'corrandes de la pareja estable' permitieron a los más atrevidos del público a subir al escenario y cantar, o llamar en algunos casos, su párrafo personalizado que acababa con el ya famoso "Nos ha costado Dios y ayuda llegar hasta aquí". A los temas del disco 'Los Mejores profesores europeos' se le añadió la canción 'La gente normal', versión del Common People de Pulp, y la versión de Manel sobre el tema de Alejandro Sanz y Shakira, 'tortura'. Nada de nuevo, a la espera de un segundo disco, pero nada que se echara de menos.

Frescos, detallistas con cada nota y muy personales. Tanto Manel cómo Joan Miquel Oliver han recibido como grandes elogios el hecho de formar parte de una corriente desacomplexada, lejos de etiquetas o encasillamientos para cantar en catalán como había pasado con generaciones anteriores. Quizás sí. O quizás, simplemente, es que son muy buenos. Y lo son en catalán.

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