Imagen del entierro del año pasado
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Mataró entierra la sardina y dice adiós a Carnestoltes

La despedida de en Cascarilla marca el punto y final en una fiesta marcada por la voluntad de renovación y de abrirse a nuevos públicos.

Todo el mundo sabe que el Entierro de la Sardina es el acto que pone punto y final a la fiesta de Carnestoltes y marca la llegada de la Cuaresma. El origen de este concepto, pero, es confundido. Parece que viene de Madrid, donde se tenía por costumbre enterrar un espinazo de cerdo (conocida como la 'sardina') después de un último festín carnavalesc, como símbolo del inicio de las privaciones propias de los 40 días previos a la fiesta de Pascua. Pero otras fuentes apuntan tesis diferentes. El que nadie duda, pero, es que en Mataró el Entierro de la Sardina, el Miércoles de Ceniza, es el día más brillante de Carnestoltes local. Mientras el resto de la festividad todavía busca crearse una identidad propia y abrirse en nuevos públicos, la despedida de en Cascarilla está absolutamente consolidado como un acto tan vistoso como masivo.

A pesar de que el Carnaval siempre es dado a sorpresas, parece que el acto de despedida de este miércoles, día 17, dejará de banda las novedades que han salpimentado el resto del programa de actas de este año. Así que la fiesta empezará con un almuerzo popular en la plaza Grande, con la tradicional cata de sardinas alrededor de las paradas del mercado, organizada por Comercio Mataró Centro. La fiesta seguirá por la tarde con la instalación a la entrada del Ayuntamiento de la Capilla ardiente de en Cascarilla (muerte después del empacho de escudilla la noche anterior en la Santa Cena). La comitiva funeraria partirá del consistorio a las siete y media, en dirección a la plaza de la Muralla, donde se llamará el último adiós al Rey de los Tarambanas. El notario encargado de tomar el testamento al difunto leerá sus últimas voluntades, las ya míticas "desechos de en Cascarilla", donde después de muerto sigue disparando a diestro y siniestro. Pero su reinado se acabará con la crema de sus despojos y con la llegada de la Vieja Cuaresma, que será entronizada como siempre a la plaza de la Pescadería.

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