Mataró es una de las primeras ciudades catalanas al establecer una ordenanza reguladora de la ubicación de clubes sociales de cannabis. Estos clubes son una realidad instaurada en la ciudad desde hace ya un par de años: hay siete de abiertos, y unos cuántos más a la cola para añadirse a la lista. Ante esta proliferación, el ayuntamiento suspendió temporalmente el otorgamiento de licencias para poner orden en este sector. El Pleno de abril aprobó inicialmente la nueva ordenanza.
El documento establece las normas de funcionamiento de estos clubes, su ubicación con distancias concretas respecto a otros servicios o equipamientos (500 metros entre cada club, 300 respecto a centros de salud o educativos), para regular las condiciones que tienen que tener el ejercicio de esta actividad, y para establecer un régimen sancionador en caso de incumplimientos. El ordenanza consta de 14 artículos con los cuales también se quiere garantizar que los locales de los clubes reúnan las condiciones necesarias para evitar molestias en los vecinos, y las condiciones de seguridad, salubridad e higiene de los usuarios. Además, obliga las asociaciones de usuarios a estar inscritas en los registros públicos. Entre otros puntos, destaca que no se podrán beber bebidas alcohólicas, y que para acceder a estos locales hay que ser consumidor habitual de cannabis, sin que de momento quede muy claro como se controla esto.
Los clubes de cannabis son asociaciones sin ánimo de lucro, clubes privados con acceso restringido a los socios (no son de pública concurrencia). Para asociarse, hace falta el aval previo de un socio de la entidad. Cada miembro paga una cuota de entrada y una cuota mensual según su consumo. Sus locales tienen que estar habilidades para el uso asociativo y recibir el visto bueno del Ayuntamiento. Los objetivos de estos clubes es dar cobertura a las personas y colectivos que cultivan cannabis para el consumo propio, evitar la clandestinidad y buscar una ensambladura en la legalidad, y huir del mercado negro garantizando un acceso a cannabis de calidad.
Estos clubes han proliferado en todo Cataluña, en un marco de al·legalitat lleno de paradojas. Está prohibido cultivar y vender marihuana, pero no consumirla. Por eso, los socios de los clubes de cannabis no hacen público donde lo cultivan, pero sí pueden reunirse para consumirlo. En los últimos meses, ha habido operaciones policiales para clausurar algunos de estos clubes, puesto que presuntamente escondían actividades ilícitas. Según el Ayuntamiento de Mataró, pero, ninguno de los clubes establecidos a la ciudad ha dado hasta ahora ningún tipo de problema de orden público.
"Legal pero muy delicado"
La regidora de Urbanismo, Montse Rodríguez, explicó al Pleno que Mataró es "uno de los municipios pioneros" en este ámbito, y que el ordenanza tiene que servir para controlar "una actividad que es legal pero muy delicada". Todos los grupos apoyaron excepto la CUP y el regidor no adscrito. Xavier Safont-Elige (CUP) consideró que es una ordenanza "muy restrictiva" que pretende en realidad que esta actividad sea casi misión imposible.

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- El consumo de cannabis es legal, pero no lo es su producción y venta
- Los clubes de cannabis son de acceso restringido, hay que ser socio, y sus locales tienen que estar habilidades para uso asociativo
- El ordenanza establece normas de funcionamiento, ubicación con distancias respecto a equipamientos y servicios, y un régimen regulador
- El Ayuntamiento suspendió temporalmente el otorgamiento de licencias hasta tener la nueva ordenanza preparada, ante la petición de apertura de nuevos clubes
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