Judith Vives

Mentiras y manipulación

A la cartelera coinciden dos películas bélicas que tienen la guerra de Iraq como contexto. Pero mientras que la flamante ganadora de Oscar a mejor película, En tierra hostil, sólo usa Iraq como trasfondo de una trama que podría tener lugar en cualquier batalla ficticia, el film de Paul Greengrass sí que se mira con retrospectiva crítica los hechos y las causas que trajeron a la segunda guerra del golfo. En concreto, Green Zone desvela la manipulación, por parte de la administración Bush, de los datos sobre los programas de armas de destrucción masiva. Lo hace a partir de un marine que intenta llegar a fondo de la verdad con la complicidad de un agente de la CIA y de una periodista que quiere corregir el rumbo después de haber sido objete y canal difusor de las mentiras del gobierno. En este film, Greengrass intenta compatibilizar su faceta de películas de acción de cierto prestigio –veas la saga Bourne- con la aureola de cineasta políticamente concienciado que lo acompaña después de films como Bloody Sunday o United 93. Pero la suma de factores no da como resultado este golpe un producto mejor. Como película de acción, Green Zone resulta previsible en las situaciones y convencional en la forma de rodar, con un supuesto ritmo frenético y el movimiento nervioso cámara en ma que pretende transmitir un nervio que no consigue el propio relato fílmic. Como film de denuncia política también se queda bastante corto, puesto que sacado de la crítica, fuerza obvia, a la manipulación de la información, poca cosa más llega a decir sobre la auténticas causas y consecuencias de la invasión de Iraq.

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