La historiadora, Assumpta Montellà, autora del libro La maternidad de Elna. Cuna de los exiliados, y Antoni Pozo, nacido en 1943 en este centro del sur de Francia ambos mataronins- pidieron el pasado viernes en Mataró en la presentación de la obra que ciudadanos e instituciones no olviden la memoria histórica de los miles de ciudadanos que en 1939 tuvieron que marchar de una España vencida por los franquistas. La historia de cada niño de la maternidad ha estado por mí un pequeño regalo muy emotivo, de hecho, a menudo teníamos que parar la grabadora para serenarnos, pero muchos explicaban su historia convencidos que hay que recuperar la memoria histórica y luchar contra el olvido. En el mismo sentido se pronunciaba Pozo, quién descubrió haber nacido a la maternidad a través de la revista Sàpiens, puesto que a casa suya no se hablaba nunca del tema: No olvidamos nunca a nadie, es el peor que se puede hacer a una persona. Y se preguntaba: Qué crimen cometieron nuestros padres para ser condenados al olvido?.
El acto, como cada presentación del libro que la mataronina estos días hace en todo Cataluña, también sirvió para homenajear el trabajo de Elizabeth Eidenbenz, fundadora de la maternidad en la cual nacieron 597 niños, hijos de madres españolas exiliadas y recluidas en campos de exilio franceses, como Ribesaltes, Argelers y Santo Cebrià; como hijos de madres judías, fugitivas de la Europa ocupada por los nazis. La historiadora describía así la protagonista de su obra: Es una mujer extraordinaria que compensa su fragilidad física con una mirada muy viva.
Finalmente, la historiadora mataronina también explicar como de cuatro pistas difusasnació una gran historia, desconocida hasta ahora. Mientras trabajaba temas sobre el exilio republicano me aparecían testigos que me hablaban de una mujer que se paseaba por los campos vestida de blanco, limpia e inmaculada, que se decía señorita Isabel. Pero otras pistas, como la información de una joven enfermera suiza llamada Elizabeth Eidenbenz o el descubrimiento del edificio de la maternidad, un palacete a Elna, por parte de los Marxaires Mataró-Canigó, acabaron de composar el relato. En una comida de exiliados una mujer me habló de la Maternidad de Elna. El mismo día fui a ver el edificio y en él leí una placa sobre el salvamento en aquel lugar de 597 bebés. Aquella pista fue la definitiva para comprender que la señorita Isabel de los republicanos entre los años 1939 y 1940 y Elizabeth de los judíos del 1940 al 1943 era la misma persona, explicó Montellà. A partir de aquí, y en poco tiempo, aquel pequeño hilo donde estiró se convirtió en una troca. La maternidad tiene una importancia vital por una generación y un país que vivió una guerra; la maternidad de Elna es una gran familia de la cual ahora yaformo parte, concluyó Montellà.
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