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El escultor Manuel Cusachs, a su taller. Fotos: R. Gallofré

Vern Bueno Casas

Muere a los 86 años el artista mataroní Manuel Cusachs, uno de los grandes escultores catalanes

Cusachs, afincat desde hace años en Òrrius, conoció y retratar algunos de los catalanes más ilustras a lo largo de más de seis décadas de trayectoria

El artista mataroní Manuel Cusachs, uno de los grandes escultores catalanes de las últimas décadas, murió el pasado jueves, día 14, a los 86 años de edad. Cusachs que desde hace años vivía en Òrrius, desarrolló su impresionante trayectoria artística a lo largo de más de 60 años, durante la cual conoció y retratar algunos de los catalanes más ilustres, desde Josep Pla a Salvador Espriu, pasando por Josep Maria Flotats o Miquel Martí y Pol. Cusachs, que recibió la Cruz de Sant Jordi en 2001, también firmó numerosos monumentos que se pueden ver en varios espacios públicos del país, y expuso su obra en países como Italia o los Estados Unidos.

Manuel Cusachs y Xivillé (Mataró, 1933) inició su formación artística como otros muchos creadores de la ciudad a la escuela de dibujo de Manuel Cuyàs. El escultor siempre defendió, por ejemplo en la última entrevista concedida a capgros.com, que el dibujo era la base de toda su creación artística, porque sin el primer trazo no podía haber ningún estudio de formas ni volumen que acabaría dando pie a la escultura final. A pesar de que el dibujo siempre lo atrajo, Cusachs explicaba que fue el contacto directo con el granito del Maresme, la piedra predominante al paisaje de su comarca, el que lo inclinó definitivamente hacia la escultura. Un arte que perfeccionó en Italia, primero, y en Mallorca después de la ma del escultor Joan Rebull.

La figura humana, el arte religioso y la escultura pública fueron los disparos dominantes a lo largo de su trayectoria

Su primera exposición individual fue en 1962, a los 29 años, y desde entonces su trayectoria artística fue creciente y creciendo hasta crear un tapiz de impresión. Sin duda uno de los aspectos más relevantes en la carrera de Cusachs fue que va entablar conocimiento y amistad con algunos de los grandes nombres de la cultura, el arte y la sociedad catalanas. Entre ellos Josep Pla, con quién mantuvo numerosas conversaciones a su masía de l'Empordà, y a quién retrató en un busto que hoy es una de las imágenes más características de 'La homenot', uno de los grandes escritores catalanes del siglo XX. "Si me tengo que quedar con alguna obra mía, elegiría el retrato de Josep Pla, que tenía una cara muy plástica, muy expresiva. Yo lo admiraba mucho, a en Pla, y él valoró este retrato, incluso lo hizo salir a sus 'Obras completas'", explicaba Cusachs. En uno de sus volúmenes, el escritor se refirió al escultor mataroní de la siguiente manera: "El carácter es la proyección sobre una obra plástica de la vida humana, y la vida está. Excelente noticia!"

Cusachs también conoció y retratar algunos de los grandes poetas catalanes del siglo XX, como por ejemplo Salvador Espriu y Miquel Martí y Pol. El escultor se inspiró en el primero para llevar a cabo una de sus series escultóricas más destacadas, basadas en el poemario 'El andando y el muro'. Cusachs, según él mismo recordaba, lo leyó borde el mar, y en la lectura intuía las formas plásticas de cada poema. El artista y el escritor mantuvieron largas conversaciones sobre los versos, donde Espriu desgranó el sentido de cada palabra y Cusachs le mostraba sus esbozos. Pero no sólo retrató escritores. En su colección llamada 'El armario blanco. 33 catalanes' había bustos de todo tipo de personalidades artísticas y culturales del país, como por ejemplo Josep Maria Flotats o la actriz Lloll Bertran. También hizo el busto de otro mataroní ilustre, Josep Puig y Cadafalch, presente en el Patio de los Naranjos del Palau de la Generalitat.

Entre sus trabajos también destaca la escultura religiosa. Cuatro de sus obras se pueden ver a la fachada de la Sagrada Familia de Barcelona, donde representó diferentes santos. Su ambición creativa también lo trajo a realizar proyectos de grandes dimensiones como por ejemplo los capiteles del nuevo claustro de la Seu d'Urgell, diseñado por Lluís Racionero, o la 'Nueva virgen de Meritxell' para la parroquia de Canillo, en Andorra. También es remarcable su escultura pública, con piezas como la 'Mataró', en la plaza del Ayuntamiento de la capital del Maresme, que representa el espíritu de la ciudad en forma de chica con los brazos extesos que levanta con las dos manos una bandera y un ramo de mata, la planta de donde proviene el nombre de la ciudad. A la escultura le hace volar el cabello y enarbola la bandera como símbolo de saber afrontrar el paso del tiempo.

El retrato y la figura humana fueron siempre una constante en su creación, y sus piezas forman parte del fondo de arte de corporaciones oficilas y de colecciones particulares de Europa, EE.UU. y Asia. La Generalitat de Cataluña le concedió en 2001 la Cruz de Sant Jordi. Era académico de la Real Academia Catalana de Bellas artes de Sant Jordi. Hijo adoptivo de Òrrius tenía la residencia y el taller, donde seguía trabajando a diario a pesar de su avanzada edad y el hecho que hacía años que se tenía que mover en silla de ruedas. En aquel maravilloso espacio, pleno de obras de toda su trayectoria y rodeado de una preciosa luz natural, preparó sus últimas exposiciones. Hace apenas un año la Fundación Iluro, de la mano de los amigos de Can Arenas, le dedicaba una retrospectiva, "Manuel Cusachs. El Paso del Tiempo 1947-2017". Unas semanas antes el Espacio Renacuajo tuvo el honor de acoger sus obras, en una exposición conmemorativa de los 15 años de la sala.