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Redacció

Mueren las tortugas babaues nacidas en Mataró que estaban al CRAM

Las crías de esta especie, que tienen posibilidad de supervivencia baja, nacieron muy débiles y se han visto afectadas por una infección intestinal

Las posibilidades de supervivencia de las tortugas babaua nacidas en Mataró eran muy bajas, algo propio de esta especie donde sólo una tortuga de cada cien llega a cumplir el primer año de vida. Y en el caso de las salidas del nido de la capital del Maresme, que tanta expectación levantó, así se ha demostrado. Todas las tortugas babaues que se quedaron en el Centro de Conservación y Recuperación de Animales Marinos (CRAM) han muerto, debido a una infección intestinal.

No ha sobrevivido ninguno de las 25 tortugas que nacieron en el centro, de los 40 huevos que sehabían trasladado

Según ha avanzado Mataró Audiovisual y han confirmado fuentes de la Generalitat, no ha sobrevivido ninguno de las 25 tortugas que nacieron en el centro, de los 40 huevos que sehabían trasladado. También se trajeron al CRAM un total de 18 tortugas que nacieron en la playa de Santo Simó, pero ninguno de ellas ha sobrevivido. El mes de junio pasado una tortuga babaua puso más de 170 huevos a la playa. El 6 de agosto empezaron a nacer las tortugas, un total de 98, 58 de ellas de forma natural, 15 recuperadas con la apertura del nido y 25 descloses a las incubadoras del CRAM. 57 de las 58 que nacieron de manera natural llegaron por su propio pie al mar.

Según han explicado técnicos de la Generalitat en Mataró Audiovisual, la causa de la muerte de las crías de tortuga del CRAM se debería de a un problema intestinal. Las tortugas habrían nacido muy débiles porque habrían heredado una patología de la tortuga madre.

La primera cria de tortuga de la platja de Mataró

La de Mataró representó una de las postas de tortuga babaua más cuantiosas de la Mediterránea occidental y fue un caso muy valioso desde el punto de vista científico, de conservación y también de educación ambiental. De los 173 huevos que puso la tortuga, 133 se dejaron en la playa. De estos, tres estaban rotos y 130 se fueron empollando gracias al escalfor de la arena, catalizada por las altas temperaturas de los últimos días.

El fenómeno despertó una gran atención mediática y ciudadana. Desde la llegada de la tortuga a la planta de Santo Simó y su posta de huevos, se organizaron desde el Ayuntamiento y varias entidades animalistes turnos, formados por voluntarios, para proteger el nido, que se encontraba a tocar de un bar de playa, y permitir el nacimiento de las crías. Este se empezó a producir el 6 de agosto y duró varios días.

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