Nos acabaremos haciendo daño. La historia en enseña que en los periodos donde las emociones han dominado por encima de la racionalidad hemos entrado en periodos oscuros para el desarrollo armónico de las personas y las sociedades. Bajo mi parecer estamos entrando en uno de estos periodos.
El crecimiento de la desconfianza es primordial para entrar en este espacio oscuro. Básicamente porque representa el elemento central mediante el cual se dinamita el sentido de la comunidad. La confianza es la capacidad de depositar en otro la responsabilidad y preocupación sobre un fragmento del futuro que nos afecta. Si no tenemos esta la capacidad, no podemos construir comunidad. Delegación y Comunidad son elementos esenciales para establecer un marco institucional plenamente democrático. Acemoglu, en su último libro, nos explica como de importante es establecer un equilibrio de confianza y delegación entre la sociedad y el Estado; y nos lo ilustra exponiendo que cuando el Estado es más fuerte que la sociedad se crean estados autoritarios y cuando un colectivo toma en exclusiva la representación de la sociedad y pone en jaque el Estado se crean situaciones de desorden óptimas para el populismo.
No tenemos que confundir la desconfianza con el espíritu crítico. Este espíritu es básico para articular sociedades tolerantes que se preocupen, sobre todo, por una mejora continúa que permita avanzar ninguno un mayor Bien Común. Pero el espíritu crítico tiene que ser prepositiu, en caso contrario nos encontramos ante un espíritu destructivo. Tampoco hay espíritu crítico cuando nos cargamos el principio que dice que para opinar antes hay que conocer, y cuando dejamos de valorar que la autonomía intelectual y moral que consiste al recorrer un largo y tortuoso camino donde no abundan las verdades absolutas.
Opinar antes de conocer. Fundamentar el espíritu crítico asentado en conocimientos poco fundamentados también nos conduce hacia el camino del oscurantismo. Explica Alessandro Baricco en un delicioso libro titulado Los Bárbars que internet recoge muy bien esta casuística. Navegar por internet decimos, quiere decir ir por la superficie sin profundizar en nada. Cuando se observa que el conocimiento que sustenta buena parte de este el espíritu crítico se fundamenta en entradas al Facebook o a blogs, wikipedia, vídeos del Youtube o tuits, se intuye que no vamos bien. Porque la desconfianza de la que hablábamos antes trae a buscar informaciones y opiniones que confirmen el pensamiento y el posicionamiento aprioristic, que no ponga en entredicho el que ya se ha considerado como válido y verdadero. Por propia naturaleza humana es imposible que todo el mundo sepa de todo, pero hay una tendencia general a fijar posiciones de forma contundente en todos los ámbitos creando una sociedad "de opinòlegs"; individuos convencidos que su opinión es tan válida como la de cualquier, también como la de quien más sabe y se atreve a presentarse en cualquier conversación sentant cátedra, es el que se conoce como el efecto Dunning-Kruger, la osadía de la ignorancia.
Al mismo tiempo, aqueta osadía trae a fijar posiciones sin ni tanto sólo pensar en las consecuencias del que se está proponiendo. Determinadas posiciones políticas en Cataluña son un claro ejemplo. La emotividad y la fe por ante un proceso sincero de reflexión. El eslogan por ante el contenido. Frivolidad de barriga llena.
La desconfianza y la osadía de la ignorancia son variables esenciales para romper un sistema de convivencia democrática. Porque dilapida el sentido de la comunidad. Por eso el individualismo esta más fuerte que nunca y con él, el egoísmo social y la irresponsabilidad verso la comunidad. Lo hemos visto en la voluntad de muchas personas de saltarse las normas para contener la pandemia. Normalmente estas personas desconfían de las instituciones y cruzan saber más que los expertos. No los importa las consecuencias a terceros, buscan su bienestar inmediato sin pensar en el más allá. No acostumbran a decir no lo sé, se cruzan con la verdad absoluta, son apóstoles del pensamiento único y verdadero.
Cuando la racionalidad, el reconocimiento ajeno, la tolerancia, el aprecio por la cultura, en definitiva cuando el Humanismo y la ilustración sale por la ventana... los dogmatismos y la intolerancia entran por la puerta... y ya están picando, cada vez con más insistencia, por favor no frivolizamos y valoramos, aunque imperfecto y necesariamente mejorable, el que tenemos... en caso contrario nos acabaremos haciendo daño.
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