Con Oriol Quadrada manteníamos una conversación interminable y, ahora, se ha acabado. La independencia de Cataluña y la democracia fueron el contenido básico de nuestras conversaciones y debates; todo ello aderezado siempre con lecturas muy diversas de historia, ensayo político y, sobre todo, la lectura compulsiva, por parte de Oriol, de todos los diarios y publicaciones periódicas imaginables catalanes, españoles y también franceses o italianos. Oriol era la persona mejor informada de Mataró. Por la mañana leía "Le Monde" y por la tarde el "Corriere della Sera", su casa estaba repleta de diarios y libros.
Cuando lo conocí, con el grupo de jóvenes del Foment, él era el mayor y el más informado; venía acompañado del aura de ser uno de los jóvenes rebeldes expedientados por los hechos del Paraninfo de la Universidad de Barcelona, hecho que le llevó, erróneamente, a dejar los estudios y a ir a vender algodón con su padre, Jesús. Oriol, sin lugar a dudas, estaba más dotado para los estudios que para una actividad empresarial. Siempre mantuvo sus inquietudes culturales y de investigación histórica, como evidencian sus últimos trabajos sobre el origen y alcance del concepto Civitas Fracta aplicado a nuestra ciudad. Él fue el auténtico redactor jefe de la revista "L’Olla", a inicios de los años sesenta del siglo pasado, él impulsó y corrigió los artículos de aquel grupo de jóvenes que, precipitadamente, tomábamos la pluma para expresar nuestras inquietudes y preocupaciones sociales. Fue una de las veces que vi a Oriol más contento y satisfecho por el trabajo hecho.
Oriol tenía garra de periodista, como lo demuestran los artículos que tiene publicados en diversas publicaciones. Todas las iniciativas e instituciones en defensa de Cataluña, del catalán y de la democracia contaron con su participación: Campaña por la libertad de Jordi Pujol tras los hechos del Palau, campaña contra La Vanguardia de Galinsoga y en defensa del catalán, creación en Mataró de Òmnium Cultural, Grupo de Opinión Jaume Llavina, Museo Archivo de Santa María, etc.
Nos ha dejado un demócrata, admirador de Churchill, y un soberanista irreductible. Y yo he terminado una larga conversación con el amigo Oriol.
Miquel Reniu

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