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V. B.

Preparados para recibir unos refugiados que no llegan

Mataró tiene terminado el dispositivo para recibir de manera inmediata hasta 20 refugiados, con pisos preparados y varios departamentos coordinados

A día de hoy, haría bastantes semanas que Mataró tendría que haber recibido varias familias de refugiados provenientes de Siria y otros países en conflicto. Por eso, la capital del Maresme, como otras ciudades catalanas que abrieron puertas a estos colectivos, ya hace tiempos que tiene un dispositivo terminado para acogerlas. Viviendas preparadas para ellos, fondos europeos destinados a cubrir los gastos, campañas de sensibilización ciudadana y comisiones transversales para trabajar la acogida. Pero todo este engranaje no se ha podido poner en marcha porque los refugiados no han llegado. El cierre de fronteras de los países europeos y los acuerdos de la Unión Europea con Turquía lo han impedido, generando una gran indignación ciudadana y también política. "La situación es una vergüenza" resuelve la regidora de Bienestar Social de Mataró, Isabel Martínez, de CiU.

A finales del mes de septiembre pasado Mataró oficializó su ofrecimiento como municipio de acogida de refugiados de conflictos armados. Todos los grupos municipales, a excepción de PxC, se sumaron en esta declaración institucional para dar respuesta a la crisis humanitaria a la Mediterránea a raíz de la guerra civil en Siria y otros conflictos internacionales. Desde el Consejo de Convivencia se creó una mesa específica de trabajo y se coordinaron reuniones interdepartamentales de cara a acoger en buenas condicionas las familias que acabaran aterrizando en la ciudad. La declaración nacía de la "indignación de todos juntos ante la carencia de respuesta conjunta" de los estados de la Unión Europea, según rezaba el texto. Una situación que, casi medio año más tarde, sólo ha hecho que ir a peor.
Desde entonces, Mataró ha seguido trabajando para preparar el recibimiento de unos refugiados que tendrían que ser vecinos de la ciudad desde hace meses pero que hoy seguramente se encuentran atrapados a Lesbos, Idomeni, la costa turca o Melilla. La ciudad está preparada para "acogerlos inmediatamente si hace falta", dice Martínez.

Los cálculos apuntaban que en Mataró le corresponderían una cifra bastante reducida, entre 12 y 14 refugiados de los cerca de 15.000 que tendrían que llegar al Estado español, tal y cómo se estableció en el acuerdo de cuotas de reparto entre los diferentes estados de la Unión Europea, acuerdo que ya hace tiempo que ha saltado por los aires. El protocolo señalaba que sería primero la Generalitat la encargada de la primera recepción de estas familias, con estancias de un mes a tres grandes centros de acogida (la Casa Bloque de Barcelona, la Conreria de Tiana y una finca de una entidad religiosa en Manresa) donde harían un primer proceso de adaptación que determinaría el estado psicológico de cada uno de los miembros, su situación legal y sus capacidades y necesidades. A partir de aquí, se los derivaría a los diferentes municipios que se hubieran mostrado dispuestos a acogerlos. Mataró es uno de ellos. La ciudad dispone de cuatro espacios, gestionados por entidades, repartidos por la ciudad y sin especificar la ubicación concreta para evitar estigmatizaciones, que podrían acoger la docena de refugiados previstos, a pesar de que con capacidad si hiciera falta para llegar a la veintena.

Sin perjuicio al resto de vecinos
Desde el Ayuntamiento se insiste que esta acogida se hará, si acaba siendo necesaria, sin perjudicar en ningún momento los recursos municipales destinados a las necesidades sociales del municipio, o como dijo Martínez, "sin hipotecar el futuro de la ciudad". Todos los recursos que sedestinarán son "excepcionales", según la regidora, y no supondrán ningún perjuicio para las necesidades económicas, habitacionals y alimentarias de los col•lectivos más desfavorecidos de la ciudad. El dinero necesario provienen integrament de fondos europeos, las viviendas no forman parte de la bolsa municipal de alquiler social sino que son cesiones específicas de entidades religiosas y de particulares, y el personal encargado de la recepción y acogida de estas personas es de la plantilla del Ayuntamiento, de departamentos como el de ocupación, salud, bienestar social o enseñanza.

El consistorio insiste mucho en este punto para dejar claro a los mataronins que la acogida de refugiados en ningún caso irá en perjuicio de los vecinos de la ciudad. En todo caso, la cifra prevista, en los alrededores de una quincena de personas, en una ciudad que en los últimos 20 años ha recibido miles de inmigrantes, parece difícil que pueda escandalizar nadie. Pero los brotes xenófobos vividos en países como Alemania ante la llegada de refugiados –contrapuestos a grandes muestras de solidaridad de la sociedad civil- invitan a ser cautelosos. 


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