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Salva Fernàndez

Primera excursión de los alumnos del Camino del Medio para comer fuera de l’escuela

Los padres y madres lamentan que la decisión tomada sea unilateral, sin consultarse y sin ningún consenso

Suena la campana a las 12.30, indicativo que acaban las clases en la escuela Camino del Medio. Una treintena de niños y niñas no van a casa y se quedan a comer en la escuela. Uno a uno se va lavando las manos. Pero no van al comedor de su escuela, perfectamente equipado , sino que inician una pequeña excursión hasta la Institu Laia la Arquera –antiguo Plan de en Boet- atravesando la calle Alarona, en plenas obras para reforzar el pavimento a base de alquitrán, y por  camino uno de arena hasta llegar al comedor del instituto, donde un servicio de càtering los dará la comida. Uno de aquellos ejemplos donde la norma pasa por encima del sentido común, por eso el trayecto ha contado con padres y madres que han reivindicado con pancartas la voluntad de usar su propio comedor ante el que consideran una decisión "absurda".

"Es la única y última opción que nos han dado después de decirnos desde alcaldía que tendríamos comedor el día 15", explica Joan Gordo, uno de los representantes de la nueva asociación de padres y madres de la escuela. Recibieron un correo electrónico de Servicios Territoriales  conforme no tendrían comedor este año y que las familias que quisieran tendrían que ir con el servicio de monitorización y càtering que tiene Laia la Arquera. Ni están de acuerdo con la solución ni se los ha consultado: "es una decisión unilateral sin consensuar ni consultar nada, nosotros seguiremos negociando hasta que el comedor vuelva a la escuela Camino del Medio".

Gordo recuerda el absurditat que supone "tener un comedor perfectamente equipado y una gran demanda de niños becados que tienen que ir a un Instituto, donde pequeños de P3 tendrán que relacionarse con chicos de 16 años sin lavabos adaptados ni servicios de ningún tipo". Los padres y madres del Camino del Medio exliquen que ni tanto sólo "nos han enseñado las instalaciones". El desconocimiento ha sido enorme este primer día, puesto que no sabían en un primer momento cuántos niños iban al Instituto a comer. "Cada padre tenía que inscribirse si quería poniéndose con contacto con la empresa de monitorización y càtering", explica, para acabar sentenciando: "tenemos espacio dotado para hacer servicio de comedor, hace falta que se imponga la lógica; cualquier otra cosa es absurda".

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