Cuando se habla de vivienda social, aquellos hogares promovidos por entidades o empresas públicas, protegidas por la legislación y destinadas a sectores de población de renta baja o media, son pocos los que no ven que este tipo de propuestas son, a día de hoy, imprescindibles para intentar arreglar el grave problema de vivienda que afecta a tantos sectores de la sociedad, y a la población más joven en particular.
Poco a poco se van tomando medidas públicas para intentar solucionar el problema y, en el ámbito del Maresme, estas siempre son bienvenidas. De las 21.289 viviendas públicas anunciadas por el Gobierno de la Generalitat hace apenas un mes en toda Cataluña, el Maresme cuenta con un parque de 28 solares que deberán permitir la construcción de 673 viviendas públicas.
Son buenos datos, pero todavía insuficientes, y aún habría que construir más. De forma que, más allá de otros muchos temas que tienen relación directa con el problema de la vivienda (el precio del alquiler, los sueldos medios de la población, el alargamiento de la esperanza de vida, el flujo migratorio...) la construcción, sobre todo en lugares que no sean las grandes ciudades, permitirá ir minimizando el problema de la vivienda y, a la vez, ayudar a un aumento y rejuvenecimiento de la población en espacios que están envejeciendo fruto de la marcha de los más jóvenes.
La construcción, el poder disponer de un hogar, forma parte de la evolución de los humanos, y hace falta que los Arquitectos Técnicos pongamos en valor nuestro trabajo hacia la sociedad en un momento tan delicado y necesario como este. Ya lo dice el verso "Cuatro paredes hacen una casa" del conocido poema "Todo parece muy sencillo" de Montserrat Abelló, Premio de Honor de las Letras Catalanas:
Cuatro paredes hacen una casa.
Un hombre y una mujer, un hijo.
Una mesa, cuatro sillas,
y una cama para dormir, nacer, morir.
¡Todo parece tan sencillo, si así fuera!