La ciudadanía debe de estar astorada; los unos, divertidos; otros confundidos; los que seguimos la política hace años, cansados; y algunos otros muy contentos, por el que se ve.
Cuánto de tiempo invertido (perdido) discutiendo nombres de calles y de placas! Los nuevos partidos han nacido con (y de) la crisis económica, institucional, territorial y de credibilidad democrática. Nos ofrecen sobre todo debates essencialistes y de cara a la galería, con pocas propuestas de regeneración democrática, reactivación económica y justicia social, que sean útiles, efectivas y posibles. Algo pareciendo se puede decir de los que nos quieren traer a un "nuevo sido (catalán)". Estén tranquilos, que al final habrá para todo el mundo.
Últimos debates al Pleno municipal. Uno: propuesta de suprimir los nombres de las calles borbónicas. Así borramos Borbones. No habrán existido, ni habrán hecho nada de mal (o de bono). Dos: propuesta de eliminar las placas con el nombre Jordi Pujol (el ex Muy Honorable). Así este señor no habrá sido presidente de la Generalitat, ni vino aquel día en Mataró, ni en tal fecha se inauguró aquel equipamiento.
Ya hace unos años un regidor se estrenó suprimiendo las placas de los edificios de protección oficial construidos por el Ministerio de la Vivienda, donde lucía el escudo franquista. Una mala aplicación en mi opinión de la Ley de la memoria histórica, que obliga a retirar los elementos enaltidors del régimen dictatorial pero no los simples escudos. Resultado: ahora hay una placa, en catalán y con el escudo de la Generalitat. De aquí a unas decenas de años los que lo miren dirán: Que buenos que somos los catalanes. Durante la larga noche del franquismo, la "nuestra" Generalitat ya hacía obras y trabajaba para el pueblo!
Las dos últimas decisiones sobre calles y placas no tienen ciertamente el mismo impacto social. El cambio de nombre de una vía pública afecta muchos particulares y negocios y supone un grande trasbals. La retirada de placas es mucho más simbólica. Pero me sobta que quien quiere mantener los borbons quiera sacar Pujol. La causa que lo motiva todo es el mismo: la corrupción y las malas prácticas que se atribuyen a los unos y al otro (el objeto). El que cambia en un caso y en el otro es el titular de los hechos (el sujeto): Borbón (español) lo salvamos; pero Pujol (catalán), no. Es feo. O todos moros o todos cristianos.
Si el mundo y la sociedad que hemos encontrado no nos gustan, los pintamos de otro color o le hacemos una cara nueva. Ni Borbones ni el franquismo ni Pujol no habrán existido ni los podemos reprochar nada. Que fácil es vivir en un mundo ideal! Sólo tenemos que soñar y hacérnoslo a medida. Pero la historia se la historia y no la podemos modificar a nuestro gusto. Ni interpretar los hechos del pasado con los ojos de hoy.
Ya el 2014 se produjo una decisión municipal gratuita: declarar personas "non rasques" los exdirigents de Caja Laietana, De Dòria e Ibern. No defiendo estas dos personas por su responsabilidad en la gestión de la extinta entidad y especialmente en el asunto de las preferentes, perjudicando sin escrúpulos gente sencilla. Que los juzguen los tribunales. Pero aquel acuerdo del Pleno mataroní es sobrer e innecesario, y no tiene ningún efecto administrativo ni legal, más allá de la reprobación moral. Pero en este terreno –el moral- una administración es competente para juzgar alguien? Y las personas individuales lo son? Pensamos en las palabras del Evangelio.
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