Pere Pascual

Pere Pascual

Crítico de arte

Ràfols Casamada a Can Caralt

Dicen los queentienden que después de Tàpies lo mejor artista catalán de la segunda década del siglo pasado y hasta hoy mismo, es Albert Ràfols Casamada, creador de plena actualidad debido a la gran exposición que actualmente se le dedica a Can Framis que permite disfrutar en plenitud de su trabajo.

De manera un chico más modesta pero a niveles museísticos de primera línea podemos disfrutar ahora a Can Caralt de Llavaneres, fruto de la colaboración con el Consorcio del Museo de Arte Contemporáneo de Mataró, de un espectacular tastet de una quincena de obras de la década de los ochenta, provenientes de la colección Bassat.

Lluís Bassat es a buen seguro lo, o uno de los mejores coleccionistas de Ràfols. Amigo personal con amistad que se plasmó con una pintura en cuatro manos en la que se incorporó la mítica sageta que encendió el pebeter olímpico en Barcelona, Bassat ha conseguido una compilación impresionante de obras del artista siendo las ahora presentadas las que quizás responden más a su periodo de plenitut (años ochenta)

Cómo muy bien dice Núria Poch en la presentación del catálogo el disparo esencial de Ràfols es el sentido de libertad que respira. Libertad en el compositivo, en el creativo y en el ideológico. Siendo además, poeta y pedagogo, Ràfols añadió permanentemente aquets dos elementos etèris a su pintura. De aquí esta abstracción poética, llena de serenidades a pesar de la intensidad y dureza de muchos de sus trabajos. De aquí la permanente pedagogía artística en todo su hacer, haciendo entender el vínculo entre arte y belleza y principalmente en la sabiduría al generar flujos comunicativos entre su obra y el espectador, que incluso por aquellos ajenos al arte y más todavía poco receptivos ante la abstracción, quedan abduïts por los conceptos que desgranan todas y cada una de sus obras.

Hoy a Llavaneres podemos disfrutar de un variado mostroari que va desde la teórica simplicidad del blanco hasta la potencia de "Nocturno", pasando por las diversas vibraciones de la más ancho y variada escalera cromática, que destila todo tipo de emociones.

Una espectacular exposición que nadie se tendría que perder y que explica en síntesis quizás el más brillante periodo de la carrera de tan grande artista. Pecado mortal hacer olvido.

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