Recordando el Holocausto en Mataró

Visité los campos de exterminio nazis de Auschwitz hace casi once años, en un día lluvioso y frío de febrero. Recuerdo que, en el autobús que cogimos bien temprano por la mañana a Cracòvia, íbamos pensando en que nos encontraríamos en aquellos lugares, conscientes que estábamos a punto de hacer una visita que no olvidaríamos nunca jamás, y que nos disponíamos a experimentar sensaciones de dolor, indignación, horror, pena y tristeza. Cómo así fue. El campo de Auschwitz-Y nos recibió con el conocido letrero "Arbet macht frei" ("El trabajo os hará libres"). Trabajo. Libres. Nada de esto: sufrimiento, reclusión y muerto fue el que experimentaron las personas que pasaron por allá. La visita se alargó durante toda la mañana, primero al campo de Auschwitz-Y, y después al de Auschwitz II-Birkenau: espacios cuidadosamente museïtzats, pero también con alambradas, vallas, barro, vías de tren, barracones de madera con literas y letrinas, hornos crematorios, cámaras de gas... Creo que nunca nos podremos hacer a la idea de la barbarie que supuso el nazismo, pero considero que visitar un lugar como Auschwitz tendría que ser obligatorio. Ojalá todos los adolescentes pudieran tener la oportunidad de visitarlo con sus institutos de secundaria. Seguramente sería más fácil hacerse una mínima idea del que supuso el Holocausto, el sufrimiento injusto e ignominioso de tantos millones de personas, y quizás nuestra sociedad sería más democrática y desacomplexadament antifascista. Sabemos que queda mucho camino para recorrer, en Mataró, en nuestro país y en todo Europa y del mundo. Desgraciadamente.

Apenas esta semana conmemoramos 75 años de la liberación de Auschwitz por parte del Ejército Rojo. Hay que recordar que la URSS fue la potencia que puso más tropas, más muertos y que más decisivamente luchó en la derrota del nazismo, por mucho que las películas de Hollywood se esfuercen al transmitir una idea diferente. En Mataró, como cada 27 de enero, Día Oficial de la Memoria del Holocausto y Prevención de los Crímenes contra la Humanidad, unas cuántas decenas de personas nos acercamos al monumento "Intolerancia" que hay en la plaza de los Derechos Humanos, al paseo de Carles Padrós de nuestra ciudad.había personas a título individual, miembros de entidades memorialístiques como el Grupo de Investigación de la Memoria Histórica de Mataró, que tan buena tarea desarrolla, sindicados, asociaciones y partidos democráticos, así como una representación oficial de nuestro consistorio. Este año, los encargados de los parlamentos fueron tres miembros de la comunidad gitana mataronina. Y es que los gitanos representaron uno de los colectivos que más cruelmente sufrieron el nazismo. Los estudiosos no se ponen de acuerdo en las cifras de personas gitanas exterminadas, pero el abanico que encontramos asusta: entre 220.000 y 1.500.000. Se habla que, en total, alrededor de once millones de personas fueron exterminadas por los nazis durante el Holocausto, por el simple hecho de ser judías, gitanas, homosexuales, discapacitadas, comunistas y otros militantes de izquierdas, así como prisioneros de guerra soviéticos.

Durante el acto del día 27 en Mataró, y como ya es tradicional, dos jóvenes estudiantes leyeron los nombres de los 26 maresmencs deportados a los campos nazis: Esteve Rovira (Cabrera), Màrius Arnijas (Calella), Jacinto Heredero, Josep Hereu y Josep Pascual (Canet), Antoni Ríos (Malgrat), Ramon Amiento, Josep Duran, Josep Ferrer, Josep Herrera, Josep Julià, Joaquim Mir, Juli Pey, Camil Quintana, Elies Soriano y Francesc Verdalet (Mataró), Martí Nualart (Pineda), Antoni del Amo y Eduard Duran (Tiana), Francesc Alós, Joaquim Colom, Miquel Colom, Francesc Martori y Josep Martori (Tordera), Magí Galceran y David Llecha (Vilassar de Dalt). Próximamente, está previsto que en Mataró se instalen, como ya se ha hecho en muchas ciudad, las conocidas "stolpersteine", literalmente "piedras que hacen tropezar", unos pequeños adoquines con los datos de las persones víctimas del Holocausto, y que se suelen situar a la acera ante la casa donde vivían. Esperaremos impacientes al acto que servirá para rendir este sentido homenajeo a las "nuestras" víctimas del nazismo. Porque no podemos olvidar, porque ahora que el auge de la extrema derecha es un hecho lamentable por todas partes, tenemos que llamar más fuerte que nunca: "Nunca más!".

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