"Nunca podíamos comer lo mismo que comían los señores, sólo papilla". Lo dice uno de los testigos del último libro de Ramon Vila, Destino Cataluña, que trabajaba como muchacha a casa de una familia del alta sociedad mataronina -la identidad de la cual, obviamente, no se revela-. En el libro, presentado viernes día 15 a Robafaves en el marco de los actos de Sant Jordi, Vila narra la historia de más de una veintena de inmigrantes que vinieron del sur de España a mediados del siglo XX. Y lo hace una persona que durante el acto admitió que no había conocido el fenómeno de la inmigración hasta que él mismo se convirtió en emigrante y dejó su tierra natal, Puig-reig.
Al actoasistió el alcalde Joan Antoni Baron, que puso énfasis en la idea que los inmigrantes que vinieron de Murcia, Andalucía o Extremadura eran vistos como fracasados si volvían a su lugar de origen. Baron admitió que la inmigración es una realidad que se tiene que tener en cuenta a la hora de diseñar todas las políticas de un ayuntamiento y que los políticos tienen la responsabilidad de hacer propuestas de cara a minimizar los problemas que provoca este fenómeno.
El expresidente de la asociación de vecinos de Cerdanyola, Juan de Maya, también tomó la palabra durante la presentación y apuntó que los inmigrantes que ahora llegan a la ciudad lo tienen más fácil que los que llegaron a Mataró -cómo él- en cincuenta: "Los que llegamos entonces nocabíamos dentro de la ciudad de entonces, de forma que nostuvimos que ir a las afueras a construir nuestras casas. Éramos como un gueto", recordó.
La presentación del acto, moderado por Xevi Vilert de Robafaves y donde asistieron una cincuentena de personas, fue a cargo del escritor y promotor cultural Albert Callos.
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