Las diferencias entre los retratos que Velàzquez y Goya pintaron de las familias reales españolas fueron el tema central de la conferencia que ofreció la historiadora del arte Imma Fontanals ayer al atardecer a Can Palacete. Fontanals empezó hablando de la contribución de Rembrandt a la historia de la pintura, y más concretamente de la importancia de su obra Ronda por la noche, que supuso una ruptura con el tipo de retratos de grupo que se había hecho hasta entonces.
Dos años después de Ronda por la noche Velàzquez pintó otro retrato de grupo clave por la historia de la pintura, LasMeninas . Si el cuadro de Rembrant fue agossarat, el de Velázquez es la esencia de la pintura, afirmó Fontanals. La hitoriadora animó los assistena a la conferencia a fijarse en detalles insólitos del cuadro, como por ejemplo que a la obra se diera tanta importancia al servicio como a los miembros de la familia real o que Velàzquez se autoretratés situándose a la misma altura que los reyes. Velàzquez estableció un diálogo entre el pintor y el rey, entre el poder y la pintura, explicó.
Según Fontanals, situando la niña Margarita en el centro de LasMeninas , Velàzquez quiso dar un mensaje tranquilitzador al rey Felip IV, preocupado por el futuro de su linaje: Velázquez le dice que el futuro está en la niña Margarita.
Esta estrecha relación de confianza entre el rey y Velàzquez se rompe con Goya, que fue también fue pintor de la corte. Pero en su retrato de la familia de Carles IV, explicó Fontanals, Goya no tuvo compasió. El pintor vivió la gran crisis de la monarquía y así queda reflejado en los retratos que hizo de la familia real: Goya intentó reflejar el vacío y la crisis, pintando muchas medallas y bandas, pero sin profundidad.
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