Retornos marineros y guitarras eléctricas en la primera 'Noche de Santas'

La del 24 es la primera "Noche de Santas", una velada de cariz tranquilo que precede el caos más o menos controlado de la Noche Loca. La fórmula de esta jornada ha acontecido ya clásica; por un lado, en la zona del Callao, las inevitables habaneras que el pasado sábado por la noche congregaron miles de personas a pesar de que muchas de ellas sólo hicieron caso a los retornos marineros como telón de fondo de sus conversaciones. Este año este papel recayó en los grupos Pescado Frito, un nombre veterano en el mundo de las habaneras, estrechamente ligado en Palafrugell, y Ultramar. Sus canciones estuvieron acompañadas por infinidad de raciones de ron quemado servidos desde la barra, complemento indispensable de una velada que quiere dar relevo al perfil marinero de la ciudad.

Todos aquellos que necesitaban una alternativa más movida dispusieron de una buena opción también a tocar de mar, aunque a bastantes metros de distancia. El Escenario Abierto, instalado en esta edición en la playa del Varador, y enfocado al mar para no molestar los vecinos, reunió entre viernes y sábado unos 40 grupos de la comarca. La iniciativa del Colectivo de Músicos del Maresme sólo se ha podido celebrar durante dos días, en ninguna parte de los tres de años anteriores. Para combatir esta carencia, se va optó para concentrar tantos conciertos como fuera posible de cara a dar cabida en el mayor número de grupos posibles. La solución adoptada fue alargar las actuaciones hasta las seis de la madrugada y agilizar muchísimo los cambios de grupos al escenario.

Este exitoso esfuerzo organizativo permitió que, a guisa de ejemplo, sábado por la noche se pudiera disfrutar en poco más de una hora de cuatro conciertos diferentes, a menudo de estilos opuestos: el rock clásico de Bohemian Factory, el indie de Aleph Cuántico, la rumba canalla del Nanu Roig o el blues de Joan Lulas. Y así hasta las primeras luces del amanecer.