El mallorquín Agustín Fernández Mallo y el zaragozano Manuel Vilas son dos de los nombres más destacados de la nueva literatura surgida al Estado español al albada del siglo XXI. Renovadores formales, estéticos y temáticos, con una poética muy original y con una capacidad poco ver hasta ahora para saltar de un género a otro con naturalidad y sin complejas. A pesar de la fuerte personalidad y los elementos intransferibles de sus respectivas creaciones literarias, Mallo y Vilas están indudablemente afiliados a una misma generación con muchos puntos en común englobada bajo las etiquetas Nocilla Team –por la trilogía del autor mallorquín- o "afterpop". Los dos fueron los protagonistas ayer jueves, día 24, de una nueva cita del ciclo Nuevos narradores contemporáneos, a la librería Robafaves, moderada por Jordi Carrión y Manel Guerrero, de la asociación ACM.
Cuáles son estos elementos comunes, que entroncan Mallo y Vilas con otros autores como Eloy Fernández Trae, Javier Fernández, Vicente Luís Mora o el propio Carrión? Básicamente, una fuerte influencia de la cultura pop, la adaptación de los textos literarios a los nuevos lenguajes de los medios de comunicación de masas y de Internet, y una hibridación absoluta de los géneros. "La cultura pop, sobre todo la música, ha sido mucho más definitiva en mi formación que no la tradición literaria", explicó Vilas, que ha conseguido un eco importante gracias a la novela Aire Nuestro ("una de las más divertidas que he leído en castellano", dijo Carrión) y la compilación de poemas Amor. Vilas también destacó que no sabe definirse entre poeta y narrador, puesto que en su caso "no hay distancias" entre los dos géneros. "Me siento igual de incómodo en los dos", ironizó. La suya es una poesía muy narrativa, como quedó patente en el poema que leyó, Amor: la historia de su alter ego que decide retirar todo el dinero que tiene en el banco y repartirlos entre la gente más necesitada por las calles de Zaragoza.
Fernández Mallo se mueve, en cambio, en parámetros mucho menos narrativos. Licenciado en física y a la vez emblema de esta nueva generación literaria "afterpop", el autor de Palma es el creador del término poesía puesto-poética, que busca las conexiones entre arte y ciencia. La trilogía "Nocilla" se puede clasificar dentro del género narrativo, y también ha cultivado el ensayo en títulos como El hacedor (de Borges) Remake o Postpoesia . Hacia un nuevo paradigma, finalista del pulse Anagrama. Pero Fernández Mallo se considera "antes de que nada, un poeta, en el sentido amplio", dijo. No tan sólo por su amplia obra poética, que incluye títulos como Carne de Píxel o Joan Fontaine Odisea, sino porque sus cuentos y ensayos, explicó "están tejidos por hilos poéticos difíciles de definir". La ciencia, la música, las recetas de cocina, los spots publicitarios y otros elementos de la cultura pop se mezclan en sus versos con un trasfondo de poesía clásica basada en la tradición mística y del 'yo'. "Busco la hibridación, la mescla de artefactos, para hacer surgir algo poético", apuntó Mallo, a pesar de matizar que la poesía narrativa de autores como el propio Vilas o Raymond Carver, alejada de estos preceptos, lo "fascina".
Escribir en los extremos
Los dos autores coincidieron al destacar que es en los "extremos" donde encuentran el material literario más interesssant. "Me divierte escribir en el límite, sino me aburro", apuntó Vilas. A guisa de ejemplo, uno de los relatos de Aire nuestro, que narra un viaje imaginar del músico norteamericano Johnny Cash –del cuales hacen absoluto- por toda la geografía española hasta la catedral de Santiago de Compostela, donde acabará ofreciendo un concierto. Mallo, por su parte, se mostró partidario de coger "un material común y traerlo al límite de sus posibilidades". "Es aquí, cuando llegas al límite del absurdo, donde aparece el elemento poético, extraño, maravilloso", añadió.

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