Adriana Esperalba es una joven mataronina que después de estudiar Diseño Gráfico y trabajar en una agencia de publicidad, decidió probar suerte en el mundo de la moda. Por diversión. Diez años después, la marca Bobo Choses produce más de medio millón de prendas de ropa que se venden por todo el mundo y se han convertido en tendencia dentro de la moda infantil. "El mundo de la publicidad me cansó, y con una amiga montamos nuestro propio estudio de diseño", explica Esperalba, que añade: "Nos quedamos embarazadas y mirando ropa por los niños, nada nos gustaba; dijimos de hacer una colección de camisetas con nuestros diseños y el que empezó como una broma se ha convertido en nuestra empresa". Dedo y hecho, después de presentarse a una feria en París, de conseguir un proveedor japonés y contactos de tiendas bastante importantes, Esperalba y su compañera de viaje iniciaron una aventura que empezaba con 5.000 piezas de la primera colección y que diez años después se ha multiplicado por 100.
Todo, además, trabajando desde Cataluña y parte de la producción en Portugal y con una visión internacional del negocio, donde más del 90% de los clientes son de fuera del país. "Francia, Suecia, Corea del Sur, Japón, Estados Unidos y el Reino Unido son nuestros principales clientes; España es un 5% del volumen total que creamos", relata Esperalba.
Qué tiene de especial la rob de Bobo Choses?
Creo que la principal característica es el estampado, muy gráfico como no puede ser de otro modo teniendo en cuenta que venimos de este mundo. Potenciamos mucho el estampado y también jugamos con una paleta de colores no muy fuerte pero sí luminosa. Creo que otro punto importante es que se trata de ropa muy cómoda.
Cómo se pasa de hacer 5.000 piezas a medio millón?
La primera producción fue caótica, puesto que trabajamos con una empresa de producción de Bangladesh. Cómo que éramos una marca pequeña, no fue fácil arrancar. La distribución en las tiendas de la primera colección la hicimos desde el garaje de mi padre. Conseguimos servirla y nos pusimos con una nueva colección.
Y ahora la producción la hacéis desde aquí.
Preferimos no arriesgarnos, porque no teníamos un contacto directo en Bangladesh y trajimos la producción en Portugal durante tres años, donde podíamos controlar mejor la calidad. . A medida que crecimos trajimos la producción en Cataluña, entre Mataró, Argentona y Sabadell.
Y qué volumen de negocio tenéis actualmente?
Hemos crecido mucho. Empezamos tres y ahora somos 30 a la empresa, tenemos 416 puntos de venta en tiendas multimarca y web online. Trabajamos en 43 países y esperamos abrir la primera tienda propia en Barcelona este año. Hemos abierto una línea de ropa de mujer y por el próximo verano querremos ofrecer ya algunas piezas para hombre.
También tenéis una vertiente social...
Contamos con una colección paralela que forma parte de Wimamp, un proyecto social donde un porcentaje de los beneficios van a una ONG y la característica principal es que los dibujos de la ropa están hechos por niños. Nosotros ponemos el patrón y colores. La primera que hicimos hacía referencia a la contaminación a océanos, y la segunda habla sobre cómo tratamos los animales. También colaboramos con la Cruz Roja en un casal de verano que tienen para niños con pocos recursos.